Cuando nacieron proyectos como Calpe Institute of Technology, una empresa destinada hoy día a la ingeniería naval; TV2, relacionado con la venta online; o Nerea Arqueología Subacuática, dedicada a la arqueología terrestre y acuática, nadie presagiaba en lo que se convertirían aquellas primeras y tímidas ediciones de los premios Spin-Off. O quizá sí.

Visionarios por aquel entonces, en plena década de los 90, aquellos que apostaron por fomentar el emprendimiento en un país en el que montar algo sonaba aún lejano, supieron aprovechar una pequeña financiación de la Unión Europea en colaboración con otras empresas y universidades que supuso el inicio de unos premios que sentarían cátedra.

La Universidad de Málaga se anotó un punto en 1997 con la creación de estos premios pensados para fomentar el emprendimiento y se consolidaron como pioneros en España. Ya va por su decimonovena edición y sumando.

Si en sus primeros pasos solo los más aventureros se arriesgaban a optar a este galardón, con no más de 20 proyectos presentados, en los últimos años no descienden de 80 las propuestas que luchan por lograr el reconocimiento de este premio, el 90 por ciento promovidos por titulados universitarios. El resto son de investigadores; la otra opción posible.

Un empujón para materializar lo que exponen sus creadores, que suelen andar faltos de recursos económicos y administrativos. Más de 700 proyectos han pasado durante estos años por el tribunal que compone los Spin Off, de los cuales 130 han sido galardonados y 85 han dado el salto hasta constituirse como empresas, según explica el director técnico de Cooperación Empresarial y Promoción de Empleo de la Universidad de Málaga, Antonio Peñafiel.

Dotados con un premio en metálico que va de los 3.000 a los 6.000 euros y una estancia de seis meses o un año en alguna de las incubadoras que hay en la ciudad, los finalistas logran las herramientas necesarias para darle el impulso que requiere a su proyecto y que, de no ser así, no se convertiría en una idea tangible en muchos casos.

Apoyo institucional

Multitud de instituciones y empresas que apuestan por que la ciudad se impregne cada vez más de esta cultura respaldan este programa. Un aval que favorece las iniciativas de aquellos emprendedores que se adentran en ese camino. Y no solo eso, Peñafiel asegura que se ha creado una red de apoyo que va desde el estímulo de las ideas hasta el desarrollo de la propia empresa. «Para eso existe el concurso, es una fase de selección de los mejores proyectos», ahonda.

Poner en marcha el plan de negocio, asesorar sobre temas de protección industrial e intelectual, conocer el entramado jurídico legal y laboral que hay en torno a este universo o conocer posibles financiaciones para crecer aún más, son algunas de las prestaciones gratuitas que ofrece la Universidad.

Un programa que se vuelca por y para el nuevo emprendedor y que lleva un mensaje claro: El que emprende, no está solo.

Algunas ideas se quedan en el camino, proyectos que engrosan la lista de experiencias de sus creadores para continuar intentándolo. Otros se consolidan en el mercado e incluso saltan fronteras con el sello de Málaga que hace que todos los que creyeron en él lo miren con orgullo.

Los proyectos relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) acaparan el 40 por ciento de los presentados, la disciplina por la que más apuestan seguida por la ingeniería industrial y el sector energético, la biotecnología, la comunicación y publicidad y un pequeño porcentaje que engloba otros ámbitos como las consultorías, asesorías o humanidades, según apunta Antonio Peñafiel, que lleva diez años en el cargo.

Easy stay

«Hay que aprovechar la ayuda de las instituciones para emprender»

«Estudiamos las tendencias del mercado y vimos que al comprar un billete de avión la gente ya no quiere esperar. De ahí surgió el crear el check in y llevarlo a los hoteles».

Así explica Rocío Bueno como nació Easy Stay, la empresa ganadora del Spin-Off el año pasado, que ha elaborado una aplicación móvil para que facilitar a los huéspedes su estancia en los hoteles.

Rocío (25 años) y Alberto Sánchez (28 años), los artífices de esta idea, se conocieron en un concurso de emprendedores y desde entonces, no solo se han hecho amigos, sino que han fundado su propia empresa. Desde realizar el check in hasta conocer los servicios que ofrece el complejo o hablar con ellos a través de la mensajería instantánea para solventar cualquier duda o necesidad. La fórmula agiliza los trámites a los que se enfrenta el visitante y ya hay cinco hoteles en Andalucía que tienen sus servicios. En Málaga están cerrando posibles clientes.

El empujón final para materializar la idea que habían concebido se lo dio la última convocatoria de los premios Spin Off, una edición que ganaron y han sabido sacar el máximo partido para desarrollar por completo su aplicación.

Tras varios meses en fase de desarrollo, los últimos 60 días han estado enfocados a la fase de comercialización y en vista de los primeros resultados, van a contratar a una persona para trabajar en el departamento de marketing y comunicación.

«Si alguien tiene una idea que lo intente. Hay que aprovechar que las instituciones nos abren las puertas para ayudar», explica Rocío Buena.

La aplicación ya está creada y ahora solo falta darla a conocer y que el sector sucumba a los beneficios de la tecnología. Sin embargo, ya tienen puesto el horizonte en la segunda fase de su empresa.

Algunos establecimientos solicitan que esté conectado también con el sistema de apertura de puertas, un sistema más engorroso que requiere de una inversión por parte del propio hotel pero que tiene una clara convicción: Dotar a los espacios de inteligencia artificial.

Pitech

«Con una prótesis y un sensor se podrá recuperar la movilidad»

Una pulsera y un simple movimiento de brazo para cambiar el canal de televisión o un leve giro para regular la intensidad de una bombilla. Parece ciencia ficción pero está mucho más próximo de lo que parece, en concreto en Pitech, una empresa que trabaja con el control de dispositivos electrónicos a través de gestos.

La idea originaria la tenía Francisco Ortega, un ingeniero electrónico de 31 años que dejó su trabajo en Alemania para meterse de lleno en su proyecto. Conocía a Juan Luis Mayorga (26) de la facultad y gracias a su interés por emprender y varios premios, no dudó en contar con él para desarrollar su trabajo que presentaron a los premios Spin Off y ganaron en una de sus categorías. «Este año nos ha servido para asentar las bases de la empresa y desarrollar nuestro producto», detalla Francisco.

Están a punto de comercializar su producto, una pulsera que ellos mismo catalogan como «macro gestos» ya que se centra en todos los movimientos que se realizan con la mano cerrada. El próximo año irá destinado a perfeccionar el producto y trabajar con la captura de movimientos de los dedos; los «micro gestos».

Pero las miras de estos dos jóvenes que van más allá de la domótica es trasladar toda esta tecnología al mundo sanitario. Con 14 personas en su equipo, Pitech tiene como objetivo que una persona a la que le falte una mano, con solo ponerse una prótesis que trabaje con los sensores elaborados por ellos mismo pueda recuperar la movilidad. Un concepto que será extrapolable a los pies también. «Estamos ahora con las manos porque son más difíciles y tienen más terminaciones nerviosas que los pies», matiza Ortega. Con la tecnología desarrollada hasta el momento -la pulsera que detecta macro gestos- y que saldrá a la venta al inicio del otoño, también beneficia a las personas con movilidad reducida. Un campo por explotar y que esta empresa tiene claro en su plan de acción: En cuanto desarrollen los micro gestos exportarán su producto a EEUU a través de alguna plataforma de crowfunding. Mientras tanto, ya hay algunas empresas interesadas en lo diseñado hasta el momento. Solo queda limar algunas aspectos y lanzarse al mercado.

Aeorum

«Damos soluciones a base de inteligencia y visión artificial»

Gestionar situaciones de emergencia como encontrar a una persona, valorar infraestructuras críticas o conocer cuántos medios necesita un incendio para que sea controlado y todo ello a través de inteligencia y visión artificial y una flote de drones con autonomía propia.

La marca Aeorum ha sabido aprovechar todo los recursos que se le han puesto por delante con su proyecto SysRobotics; desde los conocimientos de sus creadores hasta la oportunidad de participar y ganar hace tres convocatorias los premios Spin-Off. El ingeniero en Telecomunicaciones Jesús García, de 39 años, y Manuel Ruiz de Quintanilla, ingeniero de Informática y 38 años, junto a David Trujillo, un profesor universitario de Telecomunicaciones, han sabido combinar los avances tecnológicos con la seguridad. Jesús y Manuel dejaron sus trabajos y apostaron por este proyecto que ya comienza a dar sus frutos. Tras cuatro años desarrollando I+D para aplicar a sus productos ahora es cuando empiezan a probar su tecnología en el mercado. Un claro ejemplo de ello es un convenio entre el Ayuntamiento y la Universidad para probar algunos de sus servicios. «El Ayuntamiento ha adquirido uno de nuestros drones», explica Jesús García.

Preparan soluciones que están relacionadas con la seguridad y les aplican toda la tecnología que hay en el mercado. Hoy son drones mañana quién sabe. «Podemos hacer inspecciones reales en tres dimensiones de un acueducto y saber si tienen grietas, fugas...», detalla. Con lo que tienen ya están en negociaciones con grandes empresas internacionales pero no todo ha sido fácil. Durante estos cuatro años han vendido otro tipo de productos para autofinanciarse; las ayudas públicas cubren, pero no al cien por cien.

«La ayuda del Spin Off nos vino muy bien para arrancar, nos ofrecían un conjunto de cosas que, de no ser así, quitaban el tiempo a dedicarnos al desarrollo», explica Jesús. Aeorum está compuesta por 18 personas, todas ellas salidas de la Universidad. Tienen más proyectos e ideas que desarrollar. Es cuestión de tiempo que abarquen más.