­Se acabó el letargo. Al menos, en los términos abisales, y casi sin posibilidad de reanimación, que se advertían hace apenas un trienio. Aunque la demanda todavía está lejos de mostrar la energía desinhibida de finales del milenio, la construcción recupera el músculo y, sobre todo, la agitación en las notarías con los títulos de compraventa. En Málaga se vuelven a comprar y vender pisos. Y, además, a un ritmo que empieza a desdibujar la marca de la depresión y a protagonizar la recuperación en el conjunto de Andalucía.

Según los datos hechos públicos ayer por el INE, la subida experimentada por la provincia ya ha dejado de ser puntual. Incluso, se atisba un margen de diferencia cada vez mayor respecto a las campañas más duras de la crisis. El sector, al fin, empieza a hacer pie y a reconstituirse. Especialmente, en los traspasos de viviendas de segunda mano, que superan de largo en cuanto a tendencia a los de nueva construcción.

En la última referencia que maneja el sector, la del pasado junio, la provincia registró un total de 2.208 operaciones. Se trata de una cifra que rebasa en un 9,5 por ciento la del mismo mes del pasado ejercicio, que fue el curso que sirvió a la actividad de punto de inflexión. Desde 2008, cuando se llegó a los 2.354 intercambios, no se daba un valor tan alto. El verano, sin duda, arranca bien para la construcción. Y al contrario que en otros sectores por una inercia en positivo despojada de limitaciones estacionales. El ladrillo crece también en invierno. Y ya son seis los meses consecutivos en este curso de incremento de negocio.

El semestre, de hecho, ha resultado bastante alentador. A falta de agregar los datos de julio y de principios de agosto, Málaga ya suma este año 12.388 operaciones, un 13 por ciento más que en el mismo periodo del curso anterior, cuando se efectuaron 10.919 transacciones (-1.419).

La vuelta a la actividad se refleja igualmente en el inventario total de transmisiones, que, además de la compraventa, tiene en cuenta todo tipo de intercambios de propiedad, incluidas las herencias, los regalos y las conmutaciones. En este sentido, los datos son aún más positivos. La demanda parece haber perdido el miedo, a pesar de los impuestos que gravan algunas de este tipo de movimientos. Málaga alcanzó en junio la nada despreciable cifra de 3.947 transferencias. Un registro que acerca ya, incluso, a los números de 2007 y coquetea con la barrera simbólica de las 4.000 operaciones por mes, la velocidad media de crucero del sector antes de la crisis.

No es casual, con estos avances, que Málaga encabece el balance mensual de la actividad en la región. De las 6.129 operaciones contabilizadas en junio en Andalucía, más de un tercio se llevaron a cabo en la provincia. A nivel nacional, la comunidad fue la líder incuestionable de traspasos en el país. El peso, en este caso, también corresponde a las viviendas usadas, entre las que se suscribieron un 62,3 por ciento más de compraventas que en 2014. Por su parte, la animación en los inmuebles nuevos se desplomó hasta descender en más de un 40 por ciento.