­La investigación sobre los envíos de droga caníbal desde China a Finlandia vía Málaga está prácticamente cerrada. Apenas quedan sueltos unos flecos sobre el destino de los enormes beneficios que reportaba la venta de metilendioxipirovalerona (MDPV) y alpha-pyrrolidinovalerophenone (alfa-PVP), más conocida como flakka, a un precio muy superior al de su producción en China. Mientras los investigadores finlandeses hacen las últimas gestiones para averiguar si la red blanqueaba ese capital con inversiones en la Costa del Sol o en su propio país, todo está preparado para que un tribunal de Vantaa, una ciudad del área metropolitana de Helsinki, juzgue a la organización a la que se atribuye una de las mayores partidas de droga caníbal interceptada en Europa. La fiscal pedirá penas de entre 5 y 10 años para los principales implicados, según fuentes cercanas al caso.

El juicio, cuyo comienzo está previsto para este miércoles 12 de agosto y podría durar cinco semanas, girará en torno a las 42 personas que finalmente han sido imputadas de las 46 detenidas durante todo el proceso. Seis de ellas fueron arrestadas en la Costa del Sol (cinco en Fuengirola y una en Benalmádena), el auténtico centro de operaciones de la organización para distribuir esta devastadora droga y donde una colaboración policial sin precedentes en Europa permitió intervenir en enero algo más de un kilo de MDPV y arrestar al líder de la banda y a su mano derecha. Málaga también es el punto de partida de las pesquisas, iniciadas en julio de 2013 tras la muerte de un ciudadano finlandés en un hotel de la capital por el consumo de esta sustancia.

La operación, adelantada en febrero por La Opinión de Málaga, sumó dos kilos más de esta droga y flakka en Finlandia en diferentes fases, aunque las pesquisas de las autoridades finesas sugieren más del triple. Uno de los máximos responsables de la investigación asegura ahora a este periódico que el grupo pudo importar a su país al menos 10 kilos de estas drogas de diseño y que esa cantidad podría haber generado ganancias de entre 1,5 y 2 millones de euros. El cálculo se basa en el precio de venta del gramo en la calle, «entre 150 y 200 euros». «Un kilo les costaba en China unos 2.000 euros y diez, 20.000. El beneficio es enorme», explica el agente antes de añadir que su investigación abarca 2014 y principios de 2015, «pero sabemos con seguridad que esta actividad se llevaba a cabo en 2013». Para conocer la cantidad más aproximada de droga trasladada desde China, la policía nórdica ha pedido ayuda a las autoridades asiáticas. Allí no hay detenidos porque ni la MDPV ni la alfa-PVP están clasificadas como estupefacientes, por lo que su producción y venta no se considera un delito. «Sin embargo, hemos pedido entrevistar a algunas de las personas que han enviado la droga a España y así conocer las cantidades. Todavía no hemos recibido los resultados completos, pero la policía china está colaborando», apunta con la esperanza de que esos datos puedan añadirse al proceso judicial.

Esto también permitiría consolidar la pata económica del caso, que hasta el momento no ha podido demostrar que los responsables de la investigación tengan propiedades o dinero en la Costa del Sol o en otros puntos de España, aunque no lo descartan.

Lo que sí tienen claro es el elevado tren de vida que llevaban los cabecillas y del rastro que han dejado. El agente habla de numerosos viajes por diferentes países, grandes fiestas, mujeres e incluso consumo de estupefacientes: «Han hecho mucho dinero y sabían cómo gastarlo».

Modus operandi

La muerte del finlandés fue la llave del caso. Desde entonces, la colaboración policial entre ambos países permitió localizar en febrero de 2014 un kilo de esta sustancia en el aeropuerto de Helsinki oculta en botellas de vino. Meses más tarde, en diciembre, interceptaron una cantidad similar de alfa-PVP en el interior de varias latas de bebidas. Esta vez fue en el puerto de Turku, al sur de Finlandia, donde el hombre que conducía el vehículo fue detenido. Todos los ojos recayeron entonces en Fuengirola. Un gran dispositivo permitió localizar en enero de este año a cinco finlandeses con algo más de un kilo de droga caníbal. La investigación reveló que se producía en China y que llegaba a Málaga por el aeropuerto a través de correspondencia o mulas. Para recoger los paquetes, la organización utilizaba destinatarios falsos o documentos de identidad robados. Superada la aduana, la mercancía se reenviaba por correo o los compradores venían hasta la Costa del Sol para adquirirla.