Una de las grandes señas de identidad de este hotel se basa en la atención personalizada a los clientes. Sobre este tema profundiza el responsable del departamento de recepción, Manuel Molinero: «Tenemos un protocolo en el que hay una serie de normas para atender a cada grupo de clientes. A los chinos, por ejemplo, no les gusta tener habitaciones con el número tres o que las camas estén pegadas. Otro ejemplo son los árabes, que quieren rezar; lo que hacemos es marcarles en la habitación hacia qué dirección está la Meca, para que sepan donde tienen que mirar. Normalmente somos nosotros los que damos el paso para explicárselo, aunque algunos lo solicitan de antemano. También tenemos en cuenta no subirles nada de cerdo en la comida, etc. No siempre funciona, porque cada persona es un mundo, pero nos sirve desde una base que nos permite movernos para complementar la personalización, algo que siempre agradecen».