El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, no huye de las polémicas. Si hace año y medio encendió el debate sobre el consumo del agua defendiendo que era posible ducharse con once litros de agua, ahora el motivo de polémica es su propuesta de hacer cursillos para aprender a doblar los cartones que van a la basura.

De la Torre, tras suspender el plan para controlar a los camareros cuando dejan la basura en los contenedores, defendió la necesidad de mejorar la formación de los trabajadores de los comercios para que dejen las cajas de embalajes plegadas, para que ocupen menos espacio.

Así, afirmó la necesidad de que «aprendan a doblarlas» y no descartó organizar cursillos si fuera necesario: «Si hay que hacer unos cursillos en este sentido, trataremos de hacerlos para que todos aprendamos a doblarlas, incluso los vecinos». «A veces nos falta la habilidad suficiente para hacer este manejo del material, de modo que no queden fuera del contenedor», afirmó el regidor, resaltando los problemas que ocasiona para la limpieza diaria que la basura no se encuentre en su lugar correspondiente.

Francisco de la Torre reconoció que «el crecimiento tan potente de Málaga debe ser compatible con la calidad ambiental que tiene que tener una ciudad turística». En este punto, la «obligación» del Ayuntamiento «es tener los contenedores necesarios» y aseguró que en el Centro hay capacidad suficiente para la recogida de residuos.

Defensa del decálogo

De la Torre insistió en que la polémica por las sanciones por no dejar la basura en los contenedores responde a un «malentendido» e instó a todos a aprenderse el decálogo con los principios básicos que se han de seguir a la hora de gestionar los residuos.

Subrayó que se trata de «un malentendido que quizá algunos han querido alimentar; no ha lugar; para nada se habla de multar a trabajadores». «El punto 9 dice claramente que la obligación es del establecimiento y éste tendrá que crear ese clima de información, de participación y de colaboración interna», manifestó, al tiempo que aclaró que se redactó «con muy buena fe» para extender buenas prácticas en la recogida de basura.

Para seguir trabajando en esta línea, el Ayuntamiento de Málaga y los hosteleros del Centro volverán a reunirse a comienzos de septiembre en una mesa de trabajo para precisar algunos aspectos del decálogo. Una vez consensuado al completo, se estudiará su aplicación.

Así lo aseguró el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Jesús Sánchez, que, junto con la Asociación Malagueña de Restauradores (Amares), se reunió ayer con el alcalde, Francisco de la Torre.

En esa mesa de trabajo, a la que los empresarios han invitado a sindicatos y vecinos, se estudiará «cómo se va a aplicar el decálogo, que es un buen punto de partida», según Sánchez.

El compromiso es que cada empresario informe y forme a sus trabajadores. Una vez que se produzca, según el presidente de Mahos, «decidiremos a quién se va a aplicar la sanción, cómo y cuándo». De hecho, admite que si esa formación no existiera, el responsable sería siempre el propietario.

Un punto que se quiere cambiar del decálogo es el horario de depósito de vidrio y residuos orgánicos, de modo que pueda realizarse al menos hasta la una de la madrugada. También se incidirá en que haya más recogida puerta a puerta.