Los drones o dispositivos UAV se están extendiendo a un ritmo frenético, no solo en el sector bélico, en el que su uso se justifica en salvaguardar la vida de un piloto, sino que están llegando al ciudadano de a pie, gracias a una variedad de usos que no deja de crecer.

En el ámbito civil Málaga cuenta con una empresa que se dedica a la construcción de estas aeronaves no tripuladas y que comercializa dentro y fuera de España. Se trata de Atiges, que lleva en el PTA desde hace 5 años y ha experimentado el progresivo aumento de la demanda: «Entramos en el 2011 y las ventas han crecido de manera exponencial. A nivel mundial con quien más comercializamos es con Sudamérica, aunque hace poco vendimos un equipo en Asia. Además, la empresa es muy pionera en Andalucía», subraya Federico Alba, director técnico de la empresa.

En la provincia los cursos para pilotar aeronaves no tripuladas muestran una tendencia creciente. Eso indica Jaime Toledo, instructor de drones del Grupo One Air: «Hemos terminado la segunda promoción de alumnos de RPA, un curso avanzado que se ha saldado con 20 pilotos en escasos dos meses. Cada vez se extiende más».

La predilección por el dron se justifica por motivos muy diversos. La seguridad es un punto fundamental en el consumo de este tipo de aparatos, ante actividades más que peligrosas: «Es mucho más seguro realizar tareas como trabajar en las alturas o hacer inspecciones, en comparación a como se realizaban antes», resume Alba.

Además, los diferentes sensores que se implantan a los dispositivos UAV permiten desarrollar actividades hasta ahora imposibles, o presentar un ahorro de dinero importante en ocupaciones relacionadas con campos como la topografía o la fotometría: «Han sustituido a medios como los helicópteros o a la aviación y le han dado una accesibilidad mucho mayor a los clientes, ya que había muy pocas empresas en España que tenían sensores especiales y con equipos como el nuestro se hace bastante sencillo».

Las dimensiones del dron varían dependiendo de la finalidad, así podemos encontrar drones minúsculos o aviones de gran tamaño. «En uso civil encontramos desde juguetes a otros de uso más profesional que tienen unas medidas que empiezan a partir de los dos kilos y llegan a los 25, un peso bastante importante. A partir de aquí lo más normal es que hablemos del aspecto militar», cuenta Federico Alba.

Los drones del futuro

El futuro de este artilugio presenta un abanico de posibilidades muy extenso que hará posible que la vida sea más cómoda y fácil: «La aviación cada vez más tenderá a la tripulación a distancia, por temas de seguridad, sobre todo para aquellos trabajos repetitivos, donde la mano del hombre no tenga una vital importancia», concluye Alba.

Además, el director de Atiges resalta el creciente peso del dron en la industria bélica: «En los presupuestos del Estado de este año ya hay partidas específicas para comprar aviones no tripulados en España. Todo lo que sea salvar o salvaguardar la vida del piloto, pues se va a realizar. Y como tiene capacidad de llevar carga, pues pueden llevar misiles, por lo que pobre del que esté abajo».

La legislación de España, entre las principales quejas

Jaime Toledo, que imparte clases de pilotaje de dron en el grupo One Air, resalta que la legislación de España sobre el UAV limita tanto el uso como la posible expansión en el país: «Del 99% de operadores que conocemos, la gran queja de todos ellos es que antes de que saliera la normativa en julio de 2014 se podía hacer, dicho vulgarmente, lo que se quisiese, pero a partir de ese momento se marcaron unas pautas que son muy restrictivas».

Así, salen de forma continua nuevos usos y aplicaciones para estos aparatos, que se ven coartados por sólo poder volar fuera de poblaciones, y alejados de reuniones al aire libre como bautizos o comuniones: «Hay muchos trabajos publicitarios o cinematográficos que se hacían dentro de la ciudad o con reuniones, pero con la ley ya no se pueden hacer».

La normativa también exige sacar un certificado con una parte teórica y práctica, según el modelo de aeronave que se disponga a pilotar. Sin embargo, hay que precisar que no es necesario para aquel que solo utiliza el dron solo para ocio: «El certificado es para todo el que vaya a realizar labores comerciales, si es por uso de hobby no se precisa. Además, la empresa que vaya a realizar los trabajos necesita una certificación por parte de Agencia Estatal de Seguridad Aérea como operador» aclaró Toledo.

En busca de un mayor avance para el dron el instructor pide que se replantee la ley: «Cada día le salen nuevos ámbitos y creo que en el futuro se va a usar para muchas cosas. La legislación tendrá que tener un pequeño cambio, tendrá que destensar la cuerda».