Pionero en numerosas técnicas quirúrgicas y de diagnóstico del ronquido y la apnea en nuestro país, este especialista en otorrinolaringología y cirugía cérvico-facial fue el primero en realizar un implante de paladar, una faringoplastia lateral y de expansión, y a nivel mundial ha demostrado los beneficios del tratamiento de la radiofrecuencia turbinal en la obstrucción nasal de los niños. Pone un seis sobre diez al sueño de los españoles, que afirma puede mejorar con una simple visita al médico.

Es experto en uno de las afecciones más comunes de la población, la apnea del sueño. ¿En qué medida afecta a la población?

Tiene una prevalencia del 3%, pero con la edad aumenta. A partir de los 50 años la padece entre un 7 y un 10% y en la población infantil la sufre el 2%, aunque con la obesidad aumenta al 20%. Las personas que la sufren y no se la tratan tienen una reducción de la esperanza de vida de diez años, eso independientemente de patologías asociadas como la cardiovascular, probabilidad de ictus, mala calidad del sueño... Y en niños incluso deterioro intelectual.

¿Quién sufre más la apnea, el paciente o la pareja?

La persona que detecta el problema es la pareja y es quien lo avisa. Se trata de pausas respiratorias de unos 10 segundos. En una hora hay quien la hace diez veces y quien 30, entonces es grave y requiere de un tratamiento como un dispositivo CPAP u otros. Pero no hay que confundirlo con los ronquidos, todos los pacientes que tienen apnea roncan, pero no todos los que roncan tienen apnea. Para poder hacer un diagnóstico es importante que la pareja lo diga y después hacer un estudio del sueño, una polisomnografía. Esta prueba mide cómo duerme el paciente, qué tipo de sueño tiene y si es o no de calidad. Eso marca el criterio a seguir.

¿Es una patología en aumento?

Va en aumento porque va unido a la obesidad, que crece cada vez más. Son dos patologías la una con la otra, la obesidad es la patología del siglo XXI.

¿En qué medida mejora su diagnóstico?

Cambia radicalmente la calidad de vida del paciente. Tener apnea es como una maldición, imagina no descansar bien en toda la vida. Es someter al sistema cardiovascular y al bloque respiratorio a un esfuerzo, por eso cuando se trata es una persona nueva, por eso es importante concienciar a la población de que existen nuevos tratamientos. Tres de cada cien lo padecen y no lo saben.

¿Es posible tratar esta afección con cirugía?

Sí, y han evolucionado mucho. Al comienzo se creía que la campanilla era responsable de todo, pero hoy día los procedimientos han cambiado, se trata la musculatura del paladar y se reeduca. Se recolocan los músculos que bloquean la vía aérea, el cirujano los coloca en otra posición y los une. En el paladar hay más de 15 músculos, por eso hay que identificarlos y tratar de orientarlos. Esa cirugía cura la apnea, el primer tratamiento es la CPAP, que evita que se colapse la vía aérea. Hay pacientes que no lo aguantan, entonces para estos el otorrino hace una exploración y ve cuáles son los músculos responsables del colapso. Posteriormente vemos cuáles son los responsables, con esta técnica se logran muy buenos resultados. De cada diez pacientes con apnea sólo un 20% se puede operar, el resto tiene otros problemas o lleva mucho tiempo con ello y es complicado hacer cambios en su musculatura. A estos los preparamos para que aprendan a tolerar el CPAP.

Fue pionero en implantar un paladar artificial...

Sí, para ello hay que introducir un material, se crea una cicatriz y entonces impide que vibre. No duele pero hay que seleccionarlo bien para que tenga éxito, auqnue esto sólo sirve para tratar el ronquido.

De 1 a 10. ¿Cómo cree que duerme la población española?

Mal, le pongo un 6. La gente es muy sufrida, entiende que dormir mal es lo normal, pero tiene solución. Sorprende que crean que roncar es normal, por eso es importante que se pregunten si duermen bien o no, que uno esté acostumbrado no significa que sea normal.

¿A qué malos hábitos recurrimos y cómo podemos mejorar la calidad del sueño?

Trasnochar, no guardar el horario debido para el sueño, hacer cenas copiosas, no hacer ejercicio, estar con los videojuegos hasta la noche, retrasar la hora del sueño o cambiar los hábitos y no ser regular, además de beber alcohol antes de dormir hacen que se descanse peor. Aparte está el ruido nocturno, que contribuye a la alteración del sueño.

¿Qué consecuencias sobre la salud puede tener un mal descanso?

Lo primero y directo es un acortamiento de los años de vida, unos diez años, pero también reduce la calidad de vida en general. Además, propicia una mayor incidencia de patologías, numerosos estudios han demostrado que puede crear más cáncer, problemas cardiovasculares, neurológicos, envejecimiento precoz... Si el cerebro no descansa bien aparece este tipo de patología. Científicamente está demostrado que una mala calidad de sueño está relacionada con problemas de salud.