La Asociación Centro Histórico de Málaga entregó ayer en su caseta -en la calle Rodríguez Rubí- varios galardones a establecimientos emblemáticos que han desarrollado toda una vida comercial en la capital. La mayoría de negocios premiados han pasado hasta por tres o cuatro generaciones, con más de 50 años en su haber y han formado parte de la memoria viva del malagueño, «el reconocimiento ha podido trasmitir el valor del amor y el esfuerzo, la constancia y la perseverancia, desde padres, hasta hijos y nietos», indicó la concejala de Promoción Empresarial, María del Mar Martín Rojo.

Así, Miguel Ángel Piédrola fue el encargado de recibir el primer reconocimiento gracias a Río de la Plata, que desde hace 93 años se encargada de vestir de boda y de gala a cientos de personas.

Posteriormente, llegó el turno de Federópticos Fernández Baca, que fundada en 1913 con sede en calle Granada se trasladó a la Plaza de la Constitución , donde el nieto del fundador sigue con la profesión de la familia.

Toldos Labrador lleva en la provincia casi 100 años y sigue combinando innovación sin descuidar la tradición. Su creador, Miguel Gómez Díaz, falleció en julio de este mismo año y Martín Rojo quiso recordarlo, visiblemente emocionada: «quiero hacer una mención especial a mi tío fallecido hace un mes».

Con 70 años en el Centro Histórico, Sanatorio Estilográfico se fraguó en la calle Alarcón Luján, gracias a la figura de Miguel Gandoy Morales. Hoy día su nieta sigue su estela de un negocio dedicado a la escritura.

La Romería lleva vistiendo de faralaes y disfrazando de carnaval a malagueños desde hace décadas. Tras la jubilación de Rosa Garcerán Lozano, su familia se encargará de proseguir con las ventas.

Pepe Guerra erigió en 1975 Deportes Estadio, establecimiento relacionado con artículos del mundo del fútbol y que lleva dando alegría a cientos de personas gracias a los innumerables trofeos que ha comercializado.

Elaborando turrones y helados, comenzando allá por el 1980, no podía faltar Casa Mira, que ya va por la cuarta generación en un negocio próspero que forma parte de la historia del Centro Histórico de Málaga.

Aunque hace unos meses se vio obligado a abandonar la capital, Papelería Morales también obtuvo su galardón, teniendo en cuenta sus 75 años en un comercio dedicado a bodas, bautizos y comuniones famoso por su servicio personalizado.

Lepanto obtuvo el último reconocimiento de la tarde, ya que al negocio se le considera una referencia empresarial en el sector de la hostelería y la restauración de Málaga, desde que en los años 80 se instalaran en el Centro.

Como colofón final, todos los empresarios premiados gozaron de un almuerzo conjunto plagado de vino, cerveza y una gran paella.