­Dunia, la niña con 12 años que padece Epidermolísis Ampollosas hereditarias, conocida como piel de mariposa, necesita ser operada para una dilatación de garganta. Está en lista de espera, pero su padre, Carlos Blondel, denuncia que no la han operado en el tiempo en que ha estado hospitalizada por los recortes económicos.

«Nos dijeron que hay otras prioridades, que con el cierre de quirófanos no se puede operar a mi hija de momento», lamentaba ayer el padre mientras esperaba la visita del pediatra para recibir el alta hospitalaria de la pequeña.

La niña lleva en el hospital casi dos meses con una infección de garganta ocasionada por una herida que se hizo con un alimento. Dada la delicadeza de su estado de salud y los problemas que arrastra por ello, Dunia sólo puede comer papillas y determinados alimentos sólidos que no le hagan daño. Pero hace dos meses se erosionó la garganta y ha estado ingresada, hasta ayer, para tratar la infección que le provocó la herida, que le ha ocasionado estar más de un mes con 40 de fiebre. Ayer, su padre lamentaba que la operación que necesita se postergará por la falta de recursos hospitalarios y criticaba que no hayan aprovechado el ingreso hospitalario para hacerlo. «No estamos dispuestos a esperar siete meses para esto, estamos psicológicamente hundidos. Sólo en el hospital se ha atragantado tres veces, ha estado a punto de asfixiarse por el estrechamiento que tiene de garganta», apuntaba el padre.

Desde la dirección apuntaron a que la menor está pendiente de una prueba diagnóstica, no de cirugía, que los clínicos habían planteado hacer de forma programada. «Está perfectamente atendida por un equipo multidisciplinar formado por clínicos de distintas especialidades y personal de enfermería», manifestaron, al tiempo que apuntaron a que la familia siempre ha estado apoyada por los profesionales y que le facilitan material para curas.

Esta familia pide un trabajo para el progenitor, pues la madre -con una enfermedad renal- se ocupa de Dunia, a la que tarda en curar cuatro horas, y de su hermana, una niña de cuatro años con epilepsia focal. Sólo en medicación y tratamientos gastan cada mes 700 euros, difíciles de pagar con una prestación por desempleo de 400 euros.