Para que sea posible llevar a cabo el periodo de adaptación es necesario que se pongan de acuerdo el centro y la familia. Así lo dice la ley. «Si los padres dicen que no, no se puede hacer nada», explica Pilar Gámez. Y hay de todo.

Aunque la escolarización no es obligatoria hasta los seis años, prácticamente todos los padres optan por matricular a sus hijos con tres, entre otras cosas porque luego es imposible obtener una plaza en el colegio deseado. Además, desde el segundo ciclo de Infantil los niños ya empiezan a aprender a leer y escribir, a conocer los números y a hablar un segundo idioma diferente al materno. «Todo ello en un ambiente muy relajado y distendido. La metodología es totalmente lúdica. A través de juego. Es importante que se diviertan en el cole y que vayan con ilusión», expica esta maestra del Manuel Siurot.

Son años que pueden llegar a determinar el futuro académico de cada alumno. «Pedagógicamente hablando, la escolarización cuanto antes mejor», insiste. Pero como son aún muy pequeños, y aunque hayan pasado previamente por la guardería, los padres pueden ayudar mucho a la adaptación de sus hijos antes del próximo 10 de septiembre. «Le viene muy bien acercarse al cole. Que los niños se vayan adaptando al camino que van a tener que hacer todos los días por la mañana, que físicamente conozcan el sitio al que van a ir», sostiene.

Para ello, es clave transmitirles la ilusión de llegar al cole. «Una cosa tan sencilla como la mochila, es importante hacer una fiesta en torno a su elección, ir con ellos, comprar los lápices de colores que quieran, preguntarles qué les apetece comer en el recreo...», añade. «Desde casa, en estos días previos, ya tienen que disfrutar la experiencia. Que formen parte de la preparación», señala Gámez.

Así, si van a llevar uniforme, que se lo pongan. Que se miren al espejo. O hablarles de la seño nueva que van a tener, cómo se llama, si es rubia o morena...