El ritmo, a falta del pronunciamiento del resto de administraciones, sigue siendo infinitamente más lento que la necesidad de respuesta, pero, al menos, ya se empieza a mover el engranaje de socorro. Con la crisis humanitaria desatada en Europa sin visos inmediatos de solventarse, la provincia de Málaga, comandada por los movimientos sociales, ha iniciado la campaña de captación de recursos para atender a los refugiados. En algunas casos, como el Ayuntamiento de la capital, sin acabar de decidirse por integrarse en la plataforma de ciudades-refugio planteada por la alcaldesa de Barcelona, en la que ya figuran, con el aplauso de las ONG, municipios como Marbella.

De acuerdo con Francisco Cansino, responsable en Málaga de la CEAR, que se encarga de la asistencia directa a los refugiados, lo que más falta hará en las próximas semanas serán emplazamientos para acoger a los exiliados. Aunque todavía se desconoce el cupo exacto de personas de las que tendrá que ocuparse la ciudad -Málaga Ahora habla de 205- a nadie se le escapa que las plazas disponibles son exclamativamente insuficientes. El propio CEAR parte de recursos limitados, apenas 65 camas, la mayoría, ya ocupadas por personas que huyen de otras situaciones de emergencia. En este sentido, ya han empezado a cristalizar las primeras ofertas. El Ayuntamiento ha puesto a disposición el Centro Municipal de Acogida y el Centro de Baja Exigencia Anexo, mientras que la Diputación, que se ofrece para coordinar el conjunto de la ayuda, apunta a instalaciones como las de La Noria y La Térmica.

La red de ciudades-refugio impulsada por Ada Colau incorpora la elaboración de un censo de personas y asociaciones interesadas en prestar su colaboración y facilitar el hospedaje y la manutención de los refugiados. Al contrario que Archidona, Casares o Marbella -que ya ha dado curso a las primeras fases del inventario- Málaga sigue sin querer saber nada de la propuesta, que considera precipitada y menos relacionada con el socorro efectivo que con la política y la mercadotecnia. Al término de la reunión mantenida ayer con los movimientos sociales, el alcalde, Francisco de la Torre, volvió a desmarcarse del proyecto, esta vez con el argumento de que Málaga ya es una ciudad-refugio por su pelea por la integración de los últimos veinte años. Según detalló el Consistorio en un comunicado, el regidor es partidario de mover ficha, aunque sin llegar a solapar al Estado, que es a quien entiende que corresponde, en puridad, el grueso de la asistencia. Entre las medidas propuestas por el Ayuntamiento, figura, no obstante, la apertura de una cuenta solidaria (ES90 2103 0146 94 0030051821) destinada a recabar fondos para las organizaciones. El depósito, que ya está operativo, parte con una aportación de 30.000 euros proporcionada, a modo de donación, por el propio Ayuntamiento.

Después de la entrevista de ayer, que tuvo su réplica en otra similar mantenida con los representantes de la Diputación, las asociaciones, muchas de ellas como Málaga Acoge defensoras de la plataforma de Colau, volverán a verse este viernes las caras con el Ayuntamiento en el marco de la mesa de emergencia; una reunión colectiva que tendrá lugar en el antiguo edificio de Tabacalera al objeto de precisar los recursos que se pondrán en marcha para articular las ayudas.

El centro coordinado por la CEAR en Málaga ya tiene experiencia en la atención a desplazados de la guerra de Siria, algunos llegados tras dos años de peregrinaje agónico y silencioso por las fronteras. El estatuto de refugiado permite la permanencia en el país de 6 meses prorrogables a un nuevo semestre en el que se percibe asistencia, si bien ya sin el derecho al asilo permanente. Cansino cree que sería necesario ampliar los plazos para permitir la plena integración de los exiliados y evitar que se enfrenten a la posibilidad de retornar a lugares convulsionados por el hambre, la falta de derechos humanos o la guerra.

Frente a la prolongación de la crisis, los ayuntamientos de la provincia se han empezado a organizar, con mociones de respaldo en muchos municipios. La comarca de Antequera, a instancias de IU, aspira a convertirse en una zona incardinada a la red de puntos de refugio, sin excepción de ninguna localidad. Mientras, la Junta asegura que anda a la espera de los movimientos del Gobierno y de la Unión Europea, que continúan sin definir sus movimientos.