Nueva cuenta atrás para la finalización de las obras del metro de Málaga que afronta una nueva dilatación en un eje temporal acostumbrado ya, sobradamente, a estirarse como un chicle bajo el sol. Verano de 2018. Esa es la última fecha que se baraja para dar por concluida la construcción de la mayor infraestructura en la historia de la capital y que confirma que la puesta en marcha total del metro, prevista para el invierno de 2017, ya no era viable a la luz de los últimos acontecimientos. Tuvieron que pasar unos 23 meses para que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga se sentaran en una misma mesa con el fin de resucitar una comisión de seguimiento para las obras del metro que había quedado temporalmente en el olvido por las dudas que generó un horizonte político incierto, pero que quedó despejado con el triunfo electoral de Susana Díaz.

Ayer, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el nuevo consejero de Fomento y Vivienda de la Junta, Felipe López, abordaron de manera conjunta los numerosos flecos pendientes y de los que depende, de manera ineludible, el futuro del metro. Una vez acabada la reunión, ambos dirigentes comparecieron en una rueda de prensa que sirvió para confirmar que la obra, aunque con rumbo firme, transita por dificultades de diversa índole que mantienen al metro en un constante escenario de incertidumbre.

Lo que ya era un secreto a voces se confirmó ayer a ciencia cierta cuando el consejero admitió el bloqueo de las obras en la avenida de Andalucía por las discrepancias que mantiene la Junta con la constructora encargada de llevar al metro desde la estación de El Perchel hasta el Guadalmedina. El Grupo Ortiz, adjudicatario de este tramo licitado en 41 millones de euros, se niega de forma rotunda a asumir el sobrecoste de 11,4 millones de euros fijados por la Junta, al tiempo que mantiene paralizada la obra. Este desacuerdo entre ambas partes ha provocado que la Junta haya optado por la solución de disolver el contrato actual que mantiene ligada a ambas partes para poder proceder, a posteriori, a la readjudicación de estas obras a través de un nuevo concurso público. «Es cierto que este tramo está en una situación de bloqueo y la solución más rápida y productiva es la de disolver la situación contractual con Ortiz», señaló López. Aunque el consejero insistiera en una «resolución amistosa» del conflicto, este contratiempo retrasa de nuevo la puesta en marcha del tramo que está llamado a otorgar al metro un salto cualitativo por aproximar el recorrido hacia el centro urbano. «Para la licitación de una obra de este tipo hay que cumplir estrictamente las condiciones de una administración pública», reseñó López respecto al inminente paso del metro por los inescrutables laberintos burocráticos de la administración.

Una vez asumido el bloqueo del metro en la avenida de Andalucía, López se refirió a la prolongación definitiva del suburbano desde el Guadalmedina hacia el Hospital Civil y que supondría la culminación de la infraestructura tal y como está proyectada en estos momentos. A falta de adjudicación, prevista para el próximo abril de 2016, la obra para completar este tramo tiene un plazo de ejecución de 24 meses y aplaza la finalización más allá del invierno de 2017. Por todo lo explicado, el consejero postergó la puesta en funcionamiento de toda la red completa de metro hasta el verano de 2018.

Por su parte, el alcalde, obligado a entenderse con su socio de proyecto, manifestó su acuerdo en cuanto al planteamiento mostrado por la Junta para resolver el conflicto con Ortiz y añadió que «el Ayuntamiento siempre ha sido comprensivo con todos los retrasos que ha habido». Sobre los desvíos de tráfico necesarios para acometer la infraestructura en los 295 metros de longitud que discurren entre el Puente de Tetuán y la intersección de la Alameda Principal y la calle Torregorda, el alcalde aseguró que se llevarían a cabo a partir del próximo mes de octubre. En cuanto a la prolongación en superficie del metro hacia el Hospital Civil, puesto en duda en reiteradas ocasiones por el propio regidor, la postura de la Junta de llevar el 66 por ciento del tramo en cuestión por encima de tierra sigue inamovible y parece haber encontrado la conformidad, también, de De la Torre. «El compromiso es de trabajar juntos para trasladar con la máxima transparencia a los vecinos en qué consiste la actuación y cuáles son las posibilidades que ofrece», manifestó en relación a los indudables trastornos que producirán, en un futuro, estas obras.

En lo económico, De la Torre se mostró firme en su intención de rebajar la aportación municipal en la futura explotación del suburbano.