­El que fuera gerente de la sociedad municipal de Marbella denominada Gerencia de Compras y Contratación, acusado en el caso Fergocon, se desvinculó ayer de las decisiones que se tomaban en el Ayuntamiento sobre la contratación de obras a la empresa relacionada con los hermanos del letrado José María del Nido y negó haber participado en una trama corrupta, mostrando sorpresa ante la confesión realizada por el expresidente del Sevilla.

La Sección Octava de la Audiencia de Málaga continuó ayer el juicio a Del Nido, al exalcalde marbellí Julián Muñoz y otras diez personas por las presuntas irregularidades en contrataciones de obras a la empresa Fergocon por parte del Ayuntamiento de Marbella en 2001 y 2002. La vista oral continuará el próximo lunes con la declaración de este acusado, que en esta sesión ha contestado las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción y del Consistorio.

Según el fiscal, las adjudicaciones, «que se hacían prescindiendo de los procedimientos legales», tuvieron el consentimiento de este acusado, que se enfrenta a una petición de 10 años de prisión por los delitos de fraude en la contratación y malversación y falsedad. Además, la acusación dice que conocía las circunstancias en las que fue contratada Fergocon y la falta de ejecución de trabajos por parte de esa empresa. El acusado dijo que se quedó «pasmado» cuando Del Nido y el exalcalde marbellí Julián Muñoz en sus declaraciones reconocieron que había sobrecostes y facturas falsas y aseguró que «nunca» participó en ninguna trama de corrupción. Asimismo, declaró que a raíz de su actividad no ha recibido beneficio alguno por parte de la empresa vinculada a los hermanos del expresidente del Sevilla ni de nadie.

De hecho, se desvinculó completamente de la toma de decisiones en cuanto a contratación, adjudicación o control de los trabajos; ya que, explicó, él era un contable; aunque la acusación sostiene que «conocía la ausencia de controles» y «nunca exigió presupuesto ni contrato antes de pagar» las certificaciones de obras. Por otro lado, apuntó que ahora le puede llamar la atención ese sistema, pero reiteró: «yo no tenía ninguna potestad». Indicó que recibía órdenes de los administradores de la sociedad y también de los alcaldes, que según el momento eran Gil o Muñoz. Aunque aseguró que «no era ningún títere», insistió en que él se limitaba a contabilizar las facturas, «no pagaba», y en que entendía que cuando llegaban estas certificaciones «ya estaban reconocidas y el trabajo hecho», siendo «lo importante» que vinieran firmadas.