El error estaba por llegar y llegó mucho más rápido de lo que los investigadores esperaban. El autor de la última agresión sexual cometida en Teatinos la madrugada del pasado martes consumó su ataque y se marchó del edificio de la calle Gregorio Prieto a todo pedal en su bicicleta, el medio de transporte que siempre sospechó la policía por el tipo de objetos que robaba en las comunidades. Al igual que hizo el autor de la violación denunciada en los aparcamientos de un edificio de Carlos Cano el 1 de septiembre, el hombre buscó un cajero automático para extraer lo antes posible dinero de su víctima. Si hace veinticuatro noches eligió el cajero del BBVA que hay en la calle Sevilla, muy cerca del Hospital Civil, en esta ocasión seleccionó otro de la misma entidad que quedaba a medio camino del anterior. Fue en la sucursal que hay junto a la gasolinera de Las Chapas que hace esquina entre la calle Dr. Escassi y la calle Martínez Maldonado. Como el de la calle Sevilla, el cajero no tenía cámara, pero los agentes no tardaron en pedir las grabaciones de la estación de servicio.

El sospechoso sacó dinero del cajero y después no tuvo otra cosa que hacer que dirigirse a la gasolinera para hacer una compra. Las cámaras grabaron a un joven que iba en bicicleta y con una ropa que coincidía plenamente con la utilizada por el autor de las agresiones y robos producidos en Teatinos durante los últimos meses. Según ha podido saber La Opinión de Málaga, el ciclista compró varias bebidas que pagó con el dinero caliente y luego desapareció en la madrugada. Las imágenes, un oasis en un desierto de meses para los investigadores, provocaron un despliegue de medios policiales que nada tenía que ver con el que había antes de la última agresión. De todos los candidatos con los que contaban los agentes hasta ese momento, la criba se redujo drásticamente y puso el miércoles en el centro de la cruceta a un joven de 28 años con numerosos antecedentes por robos con fuerza y ninguno de naturaleza sexual. Es Juan Carlos E. N., un tipo frío sin novia desde hace tres meses y con último domicilio conocido en el número 10 de la calle Pizarro, en el corazón de la Trinidad y muy cerca del cajero de la calle Sevilla en el que el agresor del 1 de septiembre extrajo 500 euros con la tarjeta de una de sus víctimas. El sospechoso, que en su perfil de Facebook dice ser de Madrid, no estaba en casa y el dispositivo policial se amplió al entorno de otras viviendas en las que podría buscar cobijo y a efectuar otras gestiones para aligerar las pesquisas.

Las vigilancias dieron resultado ayer en la cercana calle Don Juan de Austria. Los agentes le pidieron la documentación cuando trataba de recargar la tarjeta del móvil en una administración de lotería. De allí salió detenido, sin reconocer ni uno de los más de cien robos ni las agresiones investigadas, pero los agentes lo condujeron directamente a la vivienda de la calle Pizarro para que presenciara el registro en el que se encontró prácticamente todo lo que se buscaba. Una gorra y una braga como las que el saqueador utilizaba en todos sus golpes para cubrir sus rostro y varias prendas, entre ellas tres camisetas que podrían ser muy importantes a lo largo de la instrucción. También la bicicleta de montaña roja y blanca como la de la gasolinera y con la que la policía cree que el hombre que ha creado el pánico en Teatinos aparecía y desaparecía del barrio como un fantasma. Y varias bebidas que coinciden plenamente con las que el cliente trasnochador de la gasolinera había comprado poco después de sacar dinero del cajero con la tarjeta de su última víctima.