La Asociación de Perjudicados de Entidades Financieras (APDEF), colectivo nacional que tiene como objetivo defender y proteger a los perjudicados por prácticas abusivas de bancos y cajas, se reunió ayer en Málaga con un grupo de afectados por la compra de productos financieros tóxicos con el objetivo de asesorarlos para emprender posibles acciones legales. En la reunión se recogió información de los asistentes para, en los días siguientes, atenderlos de manera personalizada.

La APDEF, presidida por Francesc García Rafanell, cuenta con más de 6.000 socios en toda España y, actualmente, tiene abiertos más de 5.200 procedimientos en los juzgados españoles contra diversas entidades financieras por valor de 115 millones de euros y ya ha recuperado 40 millones. A día de hoy se han resuelto favorablemente cerca de 1.300 casos.

Fue la primera asociación de afectados que reclamó a Bankia por la venta de acciones de julio de 2011, consiguiendo que la entidad restituyera extrajudicialmente el 100% del valor de estas acciones a más de setenta de sus socios, con un valor de 1,4 millones de euros. Además, APDEF ha sido la primera asociación en ganar una sentencia contra Banco Santander por Valores Santander. APDEF atiende también a afectados por preferentes y subordinadas, cláusulas suelo hipotecarias y demás productos bancarios tóxicos. Actualmente, están tratando de canalizar también el flujo de afectados por las cuotas participativas de la antigua CAM.

El perfil de los afectados atendidos por la APDEF es muy diverso, según explicó ayer su presidente. «Jubilados, amas de casa, gente en activo€ Personas a los que su gestor bancario de confianza les colocó productos tóxicos y que se sienten engañados porque recibieron una información insuficiente y bajo unas condiciones que no se correspondían con la realidad del producto», apuntó. A su juicio, «la reclamación individual y personalizada es la vía más sólida para que el pequeño ahorrador pueda recuperar su dinero, ya que las grandes demandas, las colectivas, ralentizan los procesos y se perjudica a los afectados que no ven el final del camino».