­El hospital El Ángel acogió el 14 de agosto un caso de embarazo gemelar monocorial-monoamniótico, un caso excepcional de uno por cada 50.000. Teresa y Catalina son las protagonistas de esta historia, que tiene final feliz y que concluyó el pasado sábado con el alta hospitalaria tras pasar dos meses en la incubadora de la clínica para terminar de madurar y coger peso. Las pequeñas pesaron al nacer 1.360 y 1.135 gramos y han sido dadas de alta descartando daños en los riñones -por los que se temió al principio- y con los pulmones funcionando a pleno rendimiento. Este tipo de embarazo se caracteriza por el desarrollo de embriones idénticos compartiendo tanto el corion como la bolsa amniótica. Su gestación se lleva a cabo piel con piel y con dos cordones umbilicales unidos a la misma placenta. Los fetos no sólo se alimentan de la misma placenta, sino que cohabitan en la misma bolsa amniótica aumentando los riesgos.

Según informó ayer el centro sanitario, en un embarazo múltiple de este tipo, el principal indicador para su detección temprana por ecografía es la ausencia de membrana separadora entre los fetos y por tanto la proximidad entre los mismos. El ginecólogo de El Ángel que ha llevado el caso y lo detectó a las siete semanas, Francisco Baltanás, admite que la literatura médica no tiene descritos demasiados casos y que no existe mucha información al respecto. «Hicimos un seguimiento muy cercano de la evolución de la madre para detectar a tiempo los posibles peligros que podían surgir», explica el doctor, que a la semana 28 de gestación decidió madurar los pulmones de las niñas de forma artificial ante el inevitable adelanto del nacimiento, que tuvo lugar a las 30 semanas en una cesárea programada.

Ante la detección de gemelares monocorial-monoamniótico es necesario extremar las precauciones, ya que al compartir bolsa y tener una sola placenta, los cordones umbilicales se pueden enredar, provocando una posible asfixia. A esto se suma otra posible complicación: que entre ellos se transfieran la sangre y uno de ellos se hiperdesarrolle y el otro tenga carencias. A medida que el periodo de gestación avanza, las probabilidades de muerte intrauterina aumentan, por lo que el seguimiento del embarazo es intensivo y se provoca el parto antes de que llegue a término, a las 40 semanas.

El jefe de la Unidad de Pediatría de El Ángel, Juan Manuel Fernández, asegura que los niños con este tipo de gestación tienen un mayor índice de complicaciones no sólo por la prematuridad sino por posibles problemas vasculares y neurológicos al compartir la placenta, por lo que requieren de un seguimiento exhaustivo.