Los centros de salud son la primera puerta del sistema sanitario público. La cara amable de la sanidad, la del profesional que conoce la historia clínica, la vida del paciente y el que hace un seguimiento a enfermedades y patologías crónicas o temporales. Los médicos de familia humanizan la sanidad: trabajan con un lenguaje accesible y asequible, dan tratamientos, recetan pruebas y demuestran con su trabajo lo necesario de tener un médico amigo. Los enfermeros hacen las curas que en casa parecen imposibles y las matronas ayudan a solventar las dudas planteadas por las gestantes y puérperas.

En definitiva, si estos centros contaran con la dotación necesaria, sus profesionales, según las fuentes consultadas, podrían resolver el 95% de las asistencias, dejando las urgencias como uso testimonial para lo verdaderamente vital.

Pero, como sus colegas de los hospitales o de las consultas de especialidades, los profesionales sanitarios están asfixiados por los recortes.

Han asumido cupos de pacientes que les han desbordado a consecuencia de la falta de reposición de profesionales -jubilaciones y bajas- y por la ausencia de contrataciones. Han pasado de tener consultas programadas a trabajar con la conocida como «demora cero», es decir, consultas a demanda en la que los profesionales no disponen de más tiempo que cinco minutos para evaluar el estado de salud del paciente, diagnosticar y poner un tratamiento. Afirman que cada día van a contrarreloj.

«La Atención Primaria es el hermano pobre de la sanidad», alertaba hace una semana la presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria, Paloma Porras, que con motivo de un congreso en Málaga, junto a sus colegas, aprovechaba la ocasión para pedir tener acceso a más pruebas complementarias y servicios perdidos, lo que, indudablemente, aligeraría las listas de espera de consultas y pruebas, descolapsaría las urgencias y haría más eficiente el sistema sanitario.

Los médicos de familia han denunciado en reiteradas ocasiones -tal y como ha recogido este periódico- que cinco minutos es un tiempo insuficiente para ver a un paciente. También que al final del día no saben a cuántas personas han atendido, pues las cifras de atención se han disparado, al pasar de atender a alrededor de 30 personas diarias a duplicarlas en la actualidad. Según los sindicatos, hace años se pactó con la Consejería de Salud que cada médico de familia tuviera un máximo de 1.500 pacientes por ratio, extremo que se ha incumplido con los recortes consecuencia de la crisis, rozando prácticamente la totalidad de estos los 2.000 a causa del incremento poblacional y de la falta de profesionales por el 10% de la tasa de reposición.

Si bien hace unos días se apuntaba a que la provincia habría perdido en seis años 2.100 profesionales, sólo 150 son médicos de Atención Primaria, situación agravada con los contratos al 75% y temporales que hizo que en cómputo de horas se hayan perdido alrededor de otros 80, es decir, 200 médicos de cabecera menos en los 175 centros de salud de Málaga.

Con la pérdida de programas, compañeros y tiempo para formación e investigación, los profesionales han denunciado una «ambulatorización» de la Atención Primaria, es decir, una precarización de la atención, reformada en los años 80. El vocal de Atención Primaria en el Colegio de Médicos, Ángel García Arjona, asegura que cuando se le sometió a una reforma se pasó de atender dos horas al día a los pacientes, a los que se renovaban recetas y poco más, a dedicarles más tiempo y poner en marcha programas preventivos y de seguimiento para mejorar la atención. Además, se pasó de sólo tener médicos a equipos multidisciplinares, para hacer un trabajo más integral de cara al abordaje de las patologías. Además de las consultas a demanda, los profesionales atendían consultas programadas y visitas domiciliarias. Pero con la aparición de la crisis, los profesionales dejan de atender la mayoría de estos servicios por carecer de tiempo para ellos. Todas las consultas son a demanda y aquellas más específicas se realizan en el mismo tiempo que las otras, en cinco minutos.

El Colegio de Enfermería coincide con los médicos en que se ha perdido el espíritu de la reforma de la Atención Primaria, lo que ha llevado a los colectivos a pedir una nueva. Así, es especialmente crítico con el cierre de centros los sábados, al pasar de nueve centros de salud en la capital en la que se atendían casos de relativa urgencia a que sean sólo tres: el de El Palo, Cruz de Humilladero y Puerta Blanca, lo que obliga a los pacientes a desplazarse en grandes distancias para ir al médico o a que un enfermero les cure.

Los profesionales de la Atención Primaria de Málaga afirman que el modelo actual está agotado y que, de seguir así, la tendencia podría ser la vuelta a los ambulatorios de los años 70, dejando de lado la ambiciosa reforma de los 80. Por este motivo, el Colegio de Médicos de Málaga ha pedido a la Consejería de Salud una segunda reforma que recupere el espíritu de la anterior, con un incremento presupuestario, el aumento de la capacidad de realización de pruebas diagnósticas, que los profesionales tengan acceso al catálogo completo de pruebas complementarias según indicación razonada y criterios de eficiencia clínica y que sus agendas se adecuen a la calidad asistencial para una mejora atención al paciente.

Los profesionales no dudan en poner nombre y apellidos a la problemática que viven cada día, con programas inertes, pacientes convertidos en números y sin tiempo para formarse o investigar. Tanto sindicatos como colegios profesionales coinciden en que para acceder a más recursos y recuperar los perdidos, hace falta contratar más personal. Consideran que la estructura es suficiente, pero que debe buscarse un equilibrio entre Atención Primaria y Hospitalaria y que ambas se coordinen para funcionar mejor. Hacerlo, evitaría que las listas de espera sean las más altas de la comunidad andaluza y del país, según un informe que CCOO publicó esta semana.

En lo que respecta a las consultas de medicina de familia, los profesionales piden recuperar programas perdidos como el de la Mujer, Niño sano, crónicos o revisiones vacunales. Aseguran que se han reducido y que ahora no se dispone de tiempo específico para atenderlos, sino que entran dentro de la demora cero. Quieren, asimismo, llevar un mayor control de discapacitados y dependientes a domicilio, que ahora se ven de forma testimonial. Asimismo, consideran interesante introducir programas de prevención de la obesidad, siempre ligada a otras patologías y primer escalón de muchas de ellas.

Igualmente apuestan por tener acceso a más pruebas complementarias, como poder pedir determinados valores en las analíticas, como hormonas, cuyo filtro no puede pasar un profesional que no sea especialista. Sólo pueden pedir pruebas muy específicas si estas se enmarcan en protocolos de sospecha de determinadas enfermedades, pero creen que estos deberían liberalizarse o, al menos, ampliarse para diagnosticar ciertas enfermedades. Dentro de las pruebas preventivas diagnósticas, están satisfechos de que Salud incorpore el año que viene una reivindicación histórica: el cribado del cáncer de colon mediante un análisis de heces.

También proponen tener acceso a solicitar TAC, resonancias, radiografías con contraste, ecografías o monitorización ambulatoria de la presión arterial sin necesidad de mandar al paciente al especialista. En concreto, piden contar con medios de las dos últimas mencionadas para hacer las pruebas ellos mismos en los centros de salud y reducir las derivaciones a los hospitales para la realización de estas pruebas. En lo que se refiere a formación, los profesionales piden que sea continuada como ocurre en otros estamentos de la sanidad y que exista formación en Primaria en las facultades. También piden la vuelta de las sesiones clínicas y administrativas para que el sistema funcione mejor.

Además, ven interesante potenciar la cirugía menor y pequeños tratamientos como vendajes funcionales, para ahorrar derivaciones a hospitales o esperas innecesarias, así como recuperar las infiltraciones articulares.

Los pediatras solicitan disponer del test rápido de exudado faríngeo -del que sí disponen las urgencias del Materno-, así como que se puedan hacer radiografías y ecografías y tener acceso a analíticas urgentes de sangre y orina para ayudarles en un diagnóstico rápido.