­En la costa este de Australia, en una localidad llamada Brisbane, en el estado de Queensland, vive Nathalie Arcos desde hace dos años. Una joven malagueña que decidió cruzar tres charcos y fijar su residencia en las antípodas, desde donde ayuda a otros españoles, de forma gratuita, a dar un salto a Australia, donde la tasa de paro es mucho más baja que en España. Una historia que comenzó siendo romántica y que se convirtió en una agencia de colocación.

Tras concluir sus estudios de segundo de Bachillerato, y por problemas familiares, según ella misma cuenta, Nathalie, que ahora tiene 20 años, decidió cambiar de país, de continente y hasta de hemisferio con su novio Fran, de 22 años. «En Australia el tiempo es muy bueno, había mucho trabajo y se habla inglés. Teníamos la ventaja de que yo soy medio británica, con un nivel de inglés bastante alto», recuerda. La presencia de un familiar «un tío al que solo había visto dos veces en mi vida en realidad», según narra, ayudó a definir el destino.

«Así que, aunque nos fuimos por mí, porque yo quería irme a algún lado a vivir nuevas experiencias, él me siguió hasta la otra punta del mundo», explica. Fran encontró un trabajo de pintor y Nathalie entró a trabajar en una agencia, en la que hacía el mismo trabajo que hace ahora, pero por cuenta ajena. «Me quemé», reconoce.

Muchos españoles, sin embargo, tras abandonar este empleo, seguían llamándola pidiéndole ayuda para dar ese salto a Australia. Así que a pesar de no contar con conocimientos de administración y dirección de empresas o de márketing, tenía lo principal: clientes. Por este motivo, se animó a crear su propia empresa.

A través del blog [unsaltoaaustralia.blogspot.com], «que se hizo bastante famosillo, con 75.000 visitas», esta joven emprendedora malagueña gestiona los trámites burocráticos desde Australia para permitir el viaje de quienes quieren emprender una aventura parecida. «Lo que hacemos es encontrar una escuela para el estudiante (puede ser de inglés o para aprender una profesión), organizarle todo el papeleo, trámites de visado y apoyo durante toda su estancia en Australia», añade. «También les pagamos unas noches en un hostal y les enviamos a sus países una tarjeta de teléfono australiana con crédito para un mes, para que en cuanto lleguen, ya estén comunicados».

Nathalie tiene compañeros trabajando en Melbourne, Sydney, Gold Coast y Adelaida, las ciudades australianas más populares entre estudiantes. «Cuando los estudiantes llegan, les recogemos en el aeropuerto, les acompañamos al banco a abrirse una cuenta, les sacamos el permiso necesario para trabajar, les enseñamos un poco la ciudad, les ayudamos a encontrar trabajo y vivienda y les contamos nuestra experiencia».

Esa es básicamente la misión de Un salto a Australia, «siempre disponibles para ofrecer información y apoyo y compartir lo que sabemos con ellos de forma gratuita», destaca. La empresa, en realidad, se financia a través de las comisiones que recibe por parte de las escuelas al matricular a los estudiantes, «y decidimos re-invertir un porcentaje de nuestro beneficio en el estudiante».

«Hemos ayudado ya a 11 personas en tan solo dos meses, y estamos muy animados porque tenemos otros cuantos muy interesados en nuestra ayuda», concluye.