­Menos de la mitad de los hogares de la provincia de Málaga podrán pagar la luz conforme a un nuevo sistema de facturación que entró en vigor el pasado jueves y que tiene en cuenta la cantidad de energía que se consume efectivamente cada hora del día y el precio que también para cada hora se fija de antemano en el llamado mercado mayorista de la electricidad.

El recibo horario será una realidad para cerca de 45o.000 malagueños que ya han instalado el contador electrónico capaz de monitorizar en tiempo real el consumo y remitir la información para la nueva factura hora a hora de luz, según Endesa. La compañía tiene hasta el 31 de diciembre de 2018 para dotar a todas las viviendas de este nuevo sistema inteligente. Los que aún no disponen de estos aparatos seguirán tarificando con el sistema actual.

La facturación horaria fue ideada por el Ministerio de Industria para los consumidores domésticos (con potencias contratadas inferiores a 10 kilovatios/ hora) y que están adscritos a la tarifa regulada (fijada por la Administración), ahora denominada Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). El primer requisito para pagar la energía consumida según los precios horarios es permanecer en el régimen regulado y no haber salido de él para contratar el servicio en el mercado libre, aceptando alguna de las ofertas de descuentos de las eléctricas.

El nuevo sistema afecta a la parte del recibo (en torno al 25%) que corresponde a la energía consumida y permite al usuario cierta capacidad de maniobra para gestionar su demanda.

Los precios a pagar varían para cada hora: son más altos en los momentos de mayor demanda (normalmente, entre las ocho de la mañana y el mediodía, y entre las siete de la tarde y las once de la noche, aunque los períodos varían según los días y las estaciones) y más baratos en las llamadas «horas valle» (de madrugada).

El usuario podrá conocer los precios con un día de antelación a través de internet (por ejemplo, en el portal de Red Eléctrica de España: www.ree.es) y organizar sus consumos, desplazando una parte de ellos (como el uso de lavadora o el lavavajillas) hacia los períodos más baratos.

Sobre el papel, el modelo puede permitir un ahorro que algunas organizaciones de usuarios han cifrado en un 5%. Otros cálculos recogidos en el sector eléctrico hablan de unos 20 euros al año para un consumidor medio.

El lado oscuro está en que el usuario queda a la vez expuesto a las variaciones del mercado mayorista donde se forman los precios, condicionados por factores como la evolución de la demanda y la cotización de los combustibles y a menudo sobrevolados también por sospechas de manipulación.

El alcance de la facturación horaria está sujeto también a una condición de tipo técnico: además de permanecer en la tarifa regulada, el usuario debe disponer de un contador digital que permita a su compañía distribuidora precisar cuánta energía se ha consumido en cada hora.

Con la aplicación desde el jueves de la facturación horaria a quienes cumplan los requisitos contractuales y técnicos citados, habrá al menos cuatro situaciones distintas en las que puede estar un hogar.

Son las que se sintetizan en los siguientes puntos:

Factura horaria real. A quienes estén dentro del PVPC y dispongan de contador inteligente, la energía consumida se les factura conforme al gasto que realicen cada hora de manera efectiva y al precio que para cada hora marcan de antemano los resultados del mercado mayorista.

Factura horaria simulada. A quienes están dentro el PVPC, pero que aún no tienen el contador adecuado, se les sigue aplicando un sistema provisional vigente desde mediados de 2014: su consumo de energía se reparte por horas siguiendo unos perfiles que elabora Red Eléctrica de España y que tienen en cuenta los hábitos más comunes de las familias.

Precio estable.. Los consumidores que permanecen en el mercado regulado tienen la opción de contratar la luz a un precio estable para todo el año. Evitan la volatilidad del sistema horario, pero el precio resulta notablemente más caro.

Mercado libre.. El precio de la luz se fija para los consumidores que tienen contratos de mercado libre de acuerdo con las ofertas que realizan las comercializadoras. Por lo común, estas compañías actualizan sus precios cada tres meses y ofrecen descuentos modestos que pueden ser mayores cuando se contrata a la vez la luz y el gas y ciertos servicios auxiliares.