Año 2015. Las decisiones que se toman hoy serán los futuros retos para la generación del mañana. Los recursos naturales están bajo mínimos y han desaparecido los grandes mapas forestales que teñían de verde una imagen aérea que ha dado paso a un futuro que se prevé caliente y polvoriento. Los océanos están vacíos porque los grandes bancos de peces han sucumbido a la pesca indiscriminada y dar con yacimientos petrolíferos está cada vez más complicado. No se trata de un escenario apocalíptico, sino de una radiografía del momento que, al menos, ha servido para demostrar que, independientemente del color político, en España todavía es posible unir a cinco alcaldes, cada uno de un partido, por una causa mayor.

En este caso, para luchar contra el cambio climático y fomentar desde las propias ciudades medidas que reviertan de forma positiva en la protección del medio ambiente. Con la amenaza del calentamiento global como telón de fondo, ayer se celebró un coloquio en el Palacio de Congresos de la capital para escenificar un compromiso firme en la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente. Diferentes colores políticos, misma meta. Los más pesimistas podrían decir que tanta unión sólo es posible en torno a un asunto tan poco dado a dividir opiniones, como lo puede ser el lógico deseo de aspirar a crear ciudades cada vez menos contaminantes. Para afirmar que el tema medioambiental no decide elecciones, sólo bastó con escuchar las palabras de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que se lamentó de que los gobernantes están acostumbrados a la «poca exigencia ciudadana en cuanto a políticas medioambientales». Además de Carmena, en la mesa moderada por el delegado medioambiental de la Unión Europa, Pedro Ballesteros, se sentaron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, su homólogo en Sevilla, Juan Espadas, el regidor de Vitoria, Gorka Urtarán, y el alcalde del municipio catalán de Cercs, Jesús Calderer.

La apuesta por el transporte público, los itinerarios peatonales, los carriles bici, el ahorro lumínico. Todas estas medidas, en las que coincidieron los cinco regidores, no sirven de nada si no vienen acompañadas por la variable social. Esa fue la principal conclusión a la que se llegó en este foro enmarcado en el aula de Greencities. «Es difícil ser sostenible con altas tasas de paro y trabajos precarios», afirmó Urtarán. Aun así, en el caso de la capital vasca, la crisis económica no impidió que fuera designada en 2012 con el galardón Capital Verde Europea. Carmena puso como ejemplo el madrileño barrio de Salamanca, donde los técnicos habrían detectado «que se vive cinco o seis años más que en barrios del sur». Por su parte, De la Torre resaltó el «valor que tiene el transporte público para descongestionar las grandes ciudades». También avanzó que Málaga cumplirá el objetivo de reducción de gases previsto para el año 2020.