En los pasos de peatones,vemos cómo la gente cruza mirando el móvil. En el interior de los vehículos ocurre lo mismo. El peligro de los «peatones zombi» es una realidad más que consolidada. Usted los ve a diario también: viandantes que caminan torpemente concentrados en sus aparatos, separados del ruido por sus auriculares, que se mueven casi por instinto. Algunas investigaciones han demostrado que ven apenas el 5% de lo que les rodea. Su necesidad de estar conectados les convierte en minas humanas que generan el 98% de los accidentes de tráfico provocados por el peatón, según un estudio nacional de la Fundación Mapfre.

También la DGT ha alertado sobre esta plaga lenta que se estrella contra el mobiliario urbano, contra otros peatones o contra vehículos en movimiento. No parece que vayan a disminuir en número. Cada año desde 2012, en España se venden más de 10 millones de smartphones, según datos de la consultora Kantar Worldpanel. En ciudades como Murcia han tenido que pintar señales en el suelo para recordarles que en el mundo real no es buena idea cruzar la calle sin mirar. En urbes tan lejanas como la china Chongqing directamente han pintado un «carril bici» para que los «smartphone zombies» caminen a su ritmo sin estorbar a las personas.

Grupos de amigos que lo parecen sólo por compartir una mesa con bebidas, cenas románticas a la luz de dos pantallas, paradas de autobús donde el raro es el que no mira su teléfono... La abducción es global y permanente.