­Si la alta política se compone de pequeños gestos que esconden grandes decisiones, un discurso educado y bien trenzado, envuelto en el guante de seda de la diplomacia, también puede convertirse en una crítica brutal. Así obró ayer el ministro de Justicia, Rafael Catalá, cuando ante un abarrotado auditorio Edgar Neville de la Diputación Provincial, pronunció unas palabras para agradecer la Medalla de Honor concedida por el Colegio de Abogados de Málaga. «Se acierta con las reformas y dejando de hacer», dijo, y citó como éxitos leyes devueltas a los corrales para consensuarlas con los abogados y, entre ellas, la Ley de Tasas Judiciales. Ayer, a su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz Gallardón, debieron pitarle los oídos.

El texto fue muy contestado, fundamentalmente por el colegio malagueño y su decano, Francisco Javier Lara, quien antes le había dado las gracias «por aparcar leyes hasta consensuarlas». La Medalla de Honor se le concede a Catalá básicamente por escuchar a los abogados, dado que antes Lara había reconocido en su discurso que la dimisión de Gallardón permitiría «negociar con el Gobierno». El ministro «se comprometió a estudiar el impacto de la Ley de Tasas, y me dijo: ‘No entiendo que se legisle sin la abogacía’». El colegio malagueño protagonizó a finales de 2012 la primera manifestación togada de la historia contra el texto con dos mil juristas en la calle.

«El ministro cumplió, modificó la Ley de Tasas, aparcó la Ley de Demarcación y Planta, de la Justicia Gratuita y la de Servicios y Colegios Profesionales», dijo Lara. La segunda de ellas preveía un partido judicial único. Catalá lo reconoció mencionándola también entre sus «maneras de acertar», y aclaró: «La presencia de la Justicia en el territorio es importante, en una España descentralizada». Segundo directo a la mandíbula de Gallardón.

El ministro tranquilizó a los asistentes y dijo que no habría archivos si se sobrepasan los nuevos periodos de instrucción previstos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y repasó, uno por uno, los logros tecnológicos en su año corto de gestión. Entre Lara y Catalá, abogado también, hay conexión y eso se notó. Lara es vicepresidente del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y, como tal, interlocutor del ministro en muchos foros en los que se cocinan de verdad los textos que importan.

El decano también hizo una alusión velada a la tensa relación que mantiene con los responsables judiciales de la provincia, después de denunciar que los abogados sufren continuas faltas de respeto por los jueces. «Sí nos enfadamos, pero ahí queda la cosa», rebajó el tono. Lo cierto es que los responsables judiciales no estuvieron presentes a excepción del fiscal jefe.

También recibieron la Medalla de Honor del Colegio de Abogados el director de la prisión provincial, Ángel Herbella, y los abogados María Auxiliadora Aurioles, Fernando Ángel Núñez, el coro José Luis Rueda Peña y el grupo de teatro de la institución.

Medio siglo de ejercicio. Fueron distinguidos seis letrados por los cincuenta años de colegiación (Doroteo López Royo, Pedro Novo García, Miguel Quijano, Rafael Lasso de la Vega y Luis Ignacio Alonso Oliva) -uno de ellos reconoció al ministro el acierto de retirar la Ley de Tasas-, y 129 letrados con 25 años de ejercicio. Al acto asistieron también el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, el subdelegado del Gobierno, Miguel Briones, y el delegado del Gobierno de la Junta, José Luis Ruiz Espejo, entre otras personalidades.