­Juan Fernández Henares es un acérrimo seguidor del Málaga Club de Fútbol. Dejó sin acabar los estudios de Empresariales porque trabajaba por la mañana y estudiaba por la tarde y en esa carrera no se impartía entonces el Plan General de Contabilidad. Antes, se hizo administrativo en San José Obrero. Es hijo de un matrimonio de la Carretera de Cádiz y aún conserva a sus amigos del instituto. Acabó la diplomatura de Graduado Social mientras seguía trabajando en la empresa familiar. Nació en el 66 y, desde hace cinco años, preside el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Málaga y Melilla. Ayer, recibió la prestigiosa Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort por su destacada labor como operador jurídico, y demostró ser un profesional hecho a sí mismo a base de trabajo.

Juan Fernández es un hombre muy querido, y eso quedó claro ayer cuando la sala número 4 de la Ciudad de la Justicia estaba llena a rebosar para ver cómo se le imponía esta distinción. El encargado de realizar su laudatio -el perfil de méritos del homenajeado- fue el expresidente de los graduados sociales Agustín del Castillo, quien dijo de Fernández: «Jamás he visto una cabeza tan vieja en un cuerpo tan joven», y lo calificó de «referencia de prestigio» en lo profesional, siempre alegre y con fina inteligencia en las distancias cortas. Y contó: «Trabajaba con su padre y estudiaba» y ello le obligó a dejar Económicas a medias. Su sitio, el ser graduado social, lo descubrió poco después, casi por casualidad. Además, dijo Del Castillo, «él es del Málaga, juegue con quien juegue».

La Cruz de San Raimundo le fue impuesta por el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados Sociales, Javier San Martín, pero estaban presentes personalidades tan destacadas como el presidente de la Sala de lo Social del TSJA en Málaga, Francisco Javier Vela Torres, el fiscal jefe, Juan Carlos López Caballero, el juez decano, José María Páez, el presidente del Consejo andaluz, Esteban Sánchez, y la secretaria coordinadora de la Audiencia, Trinidad Melgar, así como los presidentes de los ocho colegios andaluces. En representación del Ayuntamiento acudió la edil María del Mar Martín Rojo.

Muchos amigos y familiares de Hernández quisieron estar presentes en tan destacado y emotivo acto. Durante su discurso, Hernández dedicó mucho tiempo a decir gracias. «Recibo la cruz en nombre de quienes forman parte del Colegio de Graduados Sociales, que el próximo abril cumplirá 50 años», precisó. También tuvo palabras para su mujer y su hijo, a quien espera acompañarlo en su jura, y habló de sus socios de despacho, Asema Legal, que inauguró en 1994 y que hoy da trabajo a 20 personas.

Habló con orgullo «de la mejor escuela de FP de Málaga, la del Padre Mondéjar, donde aprendí principios y valores de ese gran hombre» y recordó a varios de sus profesores con mucho cariño. Dedicó también palabras muy cariñosas a Vela Torres y relató cómo acabó Graduado Social en dos años, «por la mañana trabajando y por la tarde» en la facultad, tras lo que dijo: «Qué decisión tan crucial cambiar de estudios».

Eso sí, también habló, cómo no, de su profesión: ofreció su colaboración total y absoluta a los responsables judiciales para la implantación del sistema de notificación digital LexNet y recordó que la reciente reforma de dos leyes permitirá, por primera vez en la historia, que los graduados sociales entren a formar parte del turno de oficio, «otro logro». Tuvo palabras para los responsables de colegios de abogados andaluces que han atacado esta previsión legal y defendió el derecho del ciudadano a elegir libremente al profesional que prefiera para que defienda sus derechos, y más si se trata de expertos en Derecho del Trabajo y en Seguridad Social como ellos. Destacó también el servicio de orientación jurídica gratuita que, desde 2009, ofrecen a los ciudadanos desinteresadamente los graduados.

«Para mí es un orgullo recibir la cruz, que es un reconocimiento al trabajo y al esfuerzo de 23 años de ejercicio profesional», indicó. Hoy, el Colegio de Graduados Sociales de Málaga y Melilla representa a un millar de colegiados.