El Centro de Málaga se ha convertido en el paraíso de las terrazas de bares y restaurante. El crecimiento de estos negocios de hostelería en los últimos años, en muchos casos impulsado por nuevos emprendedores surgidos de las filas del paro, ha disparado las autorizaciones para instalar mesas y sillas en la calle. En cinco años se han duplicado en la ciudad, pero es en el Centro donde la demanda es mayor, con 409 permisos concedidos por el Ayuntamiento de Málaga a 1 de junio. Una cifra que representa casi el 40% de las 1.046 terrazas existentes en toda la ciudad.

Estas cifras, sin embargo, no equivalen a considerar que existe saturación en el Centro, en opinión de los representantes de los hosteleros y en contra del informe del OMAU que alerta de esta situación. El presidente de la Asociación MAHOS, Jesús Sánchez, considera que las conclusiones del informe fueron hechas «a la ligera», aunque reconoce que sí se puede hablar de saturación «en algunas calles». «Hay calles que se han convertido en una burbuja hostelera y no sé si todas funcionan», subraya el presidente de MAHOS, quien apunta que la solución no es la prohibición para instalar determinados negocios «sino fomentar otras calles para que la oferta no se concentre en los mismos sitios».

No es la única voz crítica ante las advertencias de saturación hostelera. El gerente de la asociación de bares y restaurante Amares, Javier Frutos, insiste en que el crecimiento de la oferta hostelera «no es tanto como se dice, porque muchos nuevos negocios son cambios en el mismo local y otros muchos cierran».

Frutos recuerda además que Málaga, y en concreto el Centro, han dado un salto turístico muy importante en los últimos años. Esto explicaría, en su opinión, que se abran más locales hosteleros, con idea de atender la nueva demanda de visitantes. «Cuando se ve que el volumen de visitante va aumentando, los empresarios ven un nicho de mercado que antes era escaso», advierte el gerente de Amares, quien subraya que todos abren con sus planes de viabilidad hechos y «si se mantienen es porque son rentables».

Los comerciantes del Centro hacen una lectura diferente de este crecimiento de la hostelería, apuntando que en algunos casos las tiendas se ven ahogadas cuando están rodeadas de terrazas. La presidenta de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, María José Valenzuela, apuesta por una mayor diversidad en la oferta e intentar evitar que algunas calles sean un monocultivo de hostelería. «La hostelería y el comercio son muy compatibles, porque el que está consumiendo algo en una terraza puede ver un escaparate y al revés», afirma Valenzuela, que pone el dedo en la llaga del conflicto: «El problema es el aumento de la hostelería con las terrazas y que no se respeten los metros cuadrados permitidos, lo que hace que resulte muy incómodo pasear por el Centro».

La nueva ordenanza de Ocupación de la Vía Pública que está elaborando el Ayuntamiento, y que quiere tener aprobada y en vigor en la primera mitad del año próximo, busca precisamente asegurar el paseo peatonal ante el incremento de terrazas, ofreciendo un paso mínimo de dos metros de ancho en todas las calles, medida que encuentra el apoyo de comerciantes y hosteleros.

El presidente de los hosteleros de MAHOS subraya que la propuesta de modificación de la ordenanza «no nos parece mal, aunque el cumplimiento de los dos metros de paso es difícil en muchas calles que son estrechas, pero no es una locura». «Hay que convivir con los vecinos», insiste Jesús Sánchez.

«Más que hablar de saturación lo que tenemos es que arreglar la situación de quien incumple con su autorización de terrazas. No influye que haya más o menos, si no que no se respeten los metros autorizados», insiste Javier Frutos, gerente de Amares, que apoya la apertura de expedientes sancionadores a quien no cumpla.

Los comerciantes del Centro, por su parte, tienen claro cuál será la solución: «Vamos a luchar por una mayor diversidad, parecernos a un centro comercial cerrado y tomar decisiones a la hora de que se tenga en cuenta el tipo de negocio que se abre para diversificar la oferta».

El comercio local, expulsado de las principales calles. El final de los alquileres de renta antigua ha desplazado al comercio local de las principales calles. La subida de las rentas ha obligado a muchas tiendas a cerrar, siendo sustituidas por franquicias, que sí pueden asumir estos costes. No obstante, hay un florecimiento en las calle secundarias, como San Juan, Fajardo, Compañía o Andrés Pérez, con alquileres más bajos.