«Aquí hay muchas mujeres con ganas de aprender. Quieren salir de lo que es siempre lo mismo, la rutina. Hay muchísimas niñas que quieren formación e integración», resume Amparo Dual.

Amparo, gitana y vecina de La Palma-Palmilla desde hace 35 años, fundó el pasado mes de mayo la Asociación Mujeres Jóvenes Gitanas a la vista de tantas mujeres gitanas del barrio con ganas de ampliar sus horizontes.

«Es también por la cultura de los gitanos, están cansadas de trabajar con los niños, la casa, el mercadillo... siempre lo mismo, pero ellas han despertado y han dicho: queremos formación, queremos cursos, queremos integrarnos, queremos cosas bonitas», subraya.

En los cinco meses que lleva en activo, ya cuenta con 30 mujeres y la asociación se reúne dos veces a la semana en el centro social Valle-Inclán porque carecen de sede, su principal prioridad. «Tenemos el centro social pero hay que pedirlo antes y hay veces que está ocupado», cuenta la presidenta, que aprovecha para pedir al Ayuntamiento un local «para poder ofrecer cursos y talleres».

Entre los miembros de la asociación, que aunque de mujeres gitanas jóvenes, acepta a mujeres de cualquier edad sean payas o gitanas, está Verónica Camacho, de 31 años, casada y con cuatro niños. «Me gustaría hacer más cosas: trabajar en lo que sea y llevar un dinero a casa que hace falta», confiesa.

A su lado está Esther Fernández, de 29, casada y con tres niñas. Esther cuenta que dejó el colegio en sexto, «y cuando voy a buscar trabajo, como no tengo el Graduado Escolar, me mandan para casa». Por eso quiere formarse y terminar los estudios.

Ana Camacho, de 41 años, está casada y tiene tres niños. Para ella la asociación «viene bien para todo, aparte de que te relacionas con la gente, es una terapia para una y si puedes buscar trabajo, mucho mejor.

Su hermana Macarena, de 39 años, casada y madre de tres niñas, confiesa que le gustaría dejar la rutina, «tener amistades, poder relacionarme con la gente y salir del entorno». Tuvo que dejar en sexto el colegio para limpiar en casa, por eso quiere formarse y trabajar, «porque una ayudita me viene muy bien».

Ana Dual propone que un espacio en un antiguo colegio llevado por religiosas en el barrio pueda ser la sede de la nueva asociación.