El único carril por sentido, las curvas mareantes, las pendientes demasiado empinadas, la calzada de dudosa calidad y las colas eternas ante cualquier imprevisto se han terminado en el litoral de la Andalucía Oriental. Los últimos 10 kilómetros de la A-7 se inauguraron el pasado 7 de octubre, habilitando así una autovía sin interrupciones de 1.440 kilómetros de longitud entre Almería y el municipio de la Jonquera, en la frontera francesa. De golpe nos encontramos con una autovía que representa un corredor mediterráneo como el se plantea en tren, pero que ya está en servicio frente a las décadas que quedan para ver la opción ferroviaria en funcionamiento.

La carretera ha vuelto a tomar la delantera al ferrocarril, que sigue siendo deseado por el empresariado malagueño, pese a que no aparece como una opción viable ni a medio plazo y, por supuesto, no paralelo a la costa, sino por el interior.

La vicepresidenta ejecutiva de la CEM, Natalia Sánchez Romero, señaló que la próxima inauguración del AVE entre Antequera y Granada acercará mucho a estas dos provincias, pero abogó por continuar hasta Almería y ofrecer una alternativa más de comunicación entre las provincias orientales de Andalucía.

Sánchez Romero considera que el tren no es necesariamente una competencia a la carretera o a la inversa, sino un complemento que reforzará las relaciones comerciales entre las provincias.

Relaciones fortalecidas

No hay que olvidar que todo el arco mediterráneo andaluz cuenta con importantes relaciones comerciales. La potente industria agroalimentaria implantada entre Torrox y Almería, la oferta turística de la Costa del Sol y la conexión marítima de Málaga y Algeciras se encuentran ahora enlazadas por carretera. La vicepresidenta de la CEM lo tiene claro: «La autovía deja a Granada y Almería a menos de dos horas de distancia del puerto y el aeropuerto, ofreciendo conexiones internacionales a través de Málaga». Para Natalia Sánchez esta cercanía tendrá unos efectos positivos tantos desde el punto de vista empresarial como turístico.

Quien poco a poco está empezando a notar un salto de calidad importante es el sector del transporte de mercancías. La secretaria general de la Federación del Transporte de Málaga (Fetrama), Susana Rojas, pone de relieve el notable incremento de la seguridad que supone que los grandes camiones de mercancías abandonen la antigua N-340 y dispongan de una vía de gran capacidad como la A-7 que una el litoral andaluz.

«Tenemos mucho movimiento de mercancías entre Málaga, Granada y Almería», subraya Susana Rojas, quien apunta que son fundamentalmente productos de frío y agroalimentarios. Ahora, con la apertura del último tramo de la A-7 las empresas de transporte empezarán a apreciar un importante ahorro de costes y de tiempo, al evitar la antigua carretera nacional que obliga a velocidades más lentas y es propensa a los atascos. No obstante, la secretaria general de Fetrama insiste: «Llega tarde».

El puerto de Málaga también puede salir especialmente fortalecido en su intento de atraer a sus instalaciones el tráfico de mercancías de productos agroalimentarios que actualmente entran y salen por Algeciras o Valencia (sobre todo procedentes de Almería), puertos más lejanos de los centros de producción. La industria hortofrutícola almeriense queda a dos horas por una carretera de calidad. La oportunidad está servida.

Recibirá 1.600 camiones al día

La apertura de estos 10 nuevos kilómetros de autovía supone una alternativa más rápida y segura frente al tránsito por la carretera N-340. Unos 13.502 vehículos, que de media circulan diariamente por este tramo de la N-340, se verán beneficiados con la terminación de la A-7, en especial los 1.600 camiones de transporte de mercancías que circulan cada día. En la image, Mariano Rajoy cuando inauguró el último tramo.