­­Ni se inmuta la calma chicha con el terciopelo que sopla en la bahía a primera hora de la mañana. El otoño y las nubes reculan para que el naranja butano de la Salvamar Alnitak resplandezca como si estuviera amarrada en un muelle de la constelación de Orión. «Todo en orden», comunica sin tanto adorno Narciso Quesada al Centro de Coordinación de Tarifa. Así comienza una jornada que durará ocho horas presenciales en la base y otras dieciséis en las que cada uno de los tres tripulantes deberán estar localizados y a no más de 15 minutos de distancia del barco. El patrón, de 39 años, asegura que esta norma de disponibilidad les obliga a ser, además de compañeros inseparables, vecinos de barrio.

El marinero Alejandro Rodríguez (35) termina de acicalar el barco por la proa. Narciso le observa y luego recela de toda esa masa de tranquilidad de la que emerge un grupo de lisas gigantes inmortales. Dice que saldrán pitando en cualquier momento. También admite que el ritmo ya no tiene mucho que ver con el que han vivido en los últimos meses. Como ocurre en tierra firme, la actividad en las aguas de la Costa del Sol florece en primavera, eclosiona en verano y pierde fuelle ahora al mismo ritmo con el que las temperaturas alejan del agua a los bañistas y deportistas náuticos con menos norte.

El volumen de trabajo de los rescatadores de Salvamento Marítimo en el litoral malagueño lo imponen los doce puertos deportivos que suman más de 4.000 atraques orientados a las embarcaciones de recreo, muchas de las cuales han pasado todo el inverno sin soltar amarras. «La falta de mantenimiento es la principal causa por la que luego tienen problemas en alta mar». Sabe de lo que habla Armando Rey (42), el jefe de máquinas y uno de los responsables de que los 2.800 CV que suman los dos motores de propulsión de la Alnitak estén como el 23 de julio de 2007, cuando esta salvamar comenzó a rugir como un demonio. Armando se refiere a errores tan impensables para un lobo de mar como no revisar la batería, la hélice o el depósito de combustible después de meses de inactividad, principales causas por las que las embarcaciones de recreo se quedan sin máquina, a la deriva, lejos de puerto y de la costa.

Imprudencia

Narciso insiste en la falta de experiencia, el exceso de confianza o la mera imprudencia de hacerse a la mar cuando no se debe como otros de los ingredientes que alimentan al monstruo del desamparo.

El patrón explica que los servicios son «como la lotería», caen en cualquier momento y lugar, aunque en temporada alta los avisos son más frecuentes a la hora de comer y al anochecer, horas en que la mayoría de embarcaciones vuelven a puerto: «A la hora de encender el motor se llevan la primera sorpresa». La otra llega en tierra, puesto que la administración cobra el servicio de remolque a 350 euros la hora, una ganga si se compara con el gasto real que genera la embarcación de rescate.

La influencia de la estacionalidad en el trabajo de estos marineros queda patente sobre el papel. Sólo la Alnitak, que tiene dos hermanas gemelas en las bases en Estepona y Caleta de Vélez, ha sumado entre enero y septiembre de este año 159 servicios de todo tipo entre Rincón de la Victoria y la punta de Calaburras (Mijas), su zona de influencia. De esa cifra, 92 (58%) se realizaron durante los meses de junio (23), julio (29), agosto (14) y septiembre (26). Esta salvamar es, con diferencia, la que más trabajo absorbe, puesto que cubre las áreas de influencia de los puertos deportivos de El Candado, Málaga capital, Benalmádena y Fuengirola. También hay que destacar los 83 servicios de la Salvamar Vega y los 61 de El Puntal, según los datos que Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento, ha facilitado a este periódico.

No todo es remolque para la tripulación de la Alnitak, que además de Narciso, Armando y Alejandro cuenta con otro turno para cubrir los 365 días del año. Ambos equipos están instruidos para intervenir en incidencias de mayor calibre, como incendios a bordo, buques a la deriva, varadas, inmigración irregular, búsqueda de personas y accidentes subacuáticos, entre otros. Esta entidad también es conocida por su gran labor en la lucha contra la contaminación del medio ambiente y el control del tráfico marítimo, otra de sus grandes competencias.

Para todo ello, estos tres malagueños tienen a la tecnología de su lado. En el puente, Narciso imparte su magisterio en un pequeño universo de 21 metros de eslora. Describe las virtudes de todos los instrumentos de navegación que le permiten navegar sin la más mínima visibilidad. Un radar, un plotter o el Sistema de Identificación Automática son algunas de las herramientas que les ayudan a salvar vidas, aunque ninguna de ellas sustituye a las cartas náuticas de papel que el patrón se encarga de actualizar personalmente.