Una de las secciones más abundantes de la colección de Francisco García es la de los libros escolares que hablan de los símbolos de España, textos muy numerosos en los años 10 y 20 del siglo pasado, una época de reafirmación nacional tras el desastre del 98 y los primeros escarceos de los nacionalismos periféricos que coincide con la Guerra de Melilla y el nacimiento de canciones patrióticas como Soldadito español o Banderita tiene España.

Muchos de estos libros, con censura eclesiástica, fueron editados en Cataluña, región editora por excelencia, y como curiosidad cuentan con la firma del obispo de Gerona. Es el caso de España, mi patria, editado por José Dalmau Carles en 1928 o España sobre todo, de la misma época, «un libro destinado a dar a conocer a los niños lo que es y representa la patria para que la amen».

Algunos de estos textos contaban además con una fotografía del rey Alfonso XIII como Mi patria querida, nociones de Historia de España, de 1915, en cuya introducción puede leerse: «Ahora sois pequeñitos pero al ser mayores y al convertiros en ciudadanos honrados seréis la esperanza de nuestra querida España». En la contraportada, un niño se descubre ante la bandera de España que portan unos soldados durante un desfile. A la ilustración le acompaña este texto: «Cuando vemos la bandera de la patria debemos saludarla con respeto y cariño».

Durante la posguerra, el ideario nacional se cimentará en los símbolos del bando vencedor y así, de los libros de texto desaparece Alfonso XIII para ser sustituido por los Reyes Católicos y su reutilizado yugo con las flechas, «grandioso emblema del resurgimiento patrio».