Protestaron en junio y lo vuelven a hacer ahora porque nada ha cambiado: el solar municipal en el que se construirá la sinagoga de la comunidad judía, en la plaza de la Judería, sigue siendo utilizado de almacén de obras. En este caso para las que las bodegas El Pimpi realizan desde hace meses.

«Ahora mismo acaba de pasar una fila de turistas y por su lado ha pasado un camión. No dejan de entrar y salir», lamentaba ayer Rafael Alvarado, pintor y vecino de la plaza. Para Rafael resulta inexplicable el uso que sigue teniendo este solar «en el sitio en el que está, a espaldas del Museo Picasso». «Los vecinos del Centro estamos sufriendo todo el tiempo el ruido y el escándalo. Esto es Disney World y que no viva nadie aquí, sólo bares y turistas», critica.

A su lado está Juan José Barrionuevo, de la librería Libritos, que destaca que el trasiego de camiones «ha vuelto a agrietar el suelo de la plaza», al tiempo que recuerda que este año los vecinos ya se reunieron con técnicos del Ayuntamiento y con la concejala del Centro, Gemma del Corral, sin que haya cambiado desde entonces la situación del solar.

A las quejas se ha sumado la Asociación de Vecinos Centro Antiguo. La presidenta, Ester Ramírez, recordó ayer que la asociación pidió al Ayuntamiento que mientras se construyera la sinagoga, para la que no hay fecha, en el solar se instalara un parque infantil de quita y pon «pero en elecciones nos dijeron que estaba descartado porque la comunidad judía no quería porque iba a crear un tipo de servidumbre que haría imposible retirarlo», lamentó. La presidenta recordó que la asociación también propuso que el solar se utilizara de huerto urbano o que quedara diáfano y con algunos bancos, hasta que se construyera en él.

A este respecto, Juan José Barrionuevo destacó que hay muchos niños que juegan todas las tardes en la calle Alcazabilla y que podían utilizar el parque infantil. «Nosotros llegamos hasta a proponer un parque infantil en la zona de césped de Alcazabilla pero el entonces concejal de Cultura Damián Caneda dijo que era imposible», indicó Ester Ramírez.

«Atendemos a los vecinos». Los vecinos consultados resaltan también que El Pimpi trata de atender sus quejas. Así, señaló también ayer un portavoz de las conocidas bodegas. «Cada vez que hay una queja atendemos a los vecinos y tratamos de solucionarlo».

El portavoz explicó que ahora mismo se están haciendo obras en la primera planta de este inmueble protegido «y para no sacar los materiales por un sitio más molesto como la puerta principal se salen por ahí y no está creando polvo ni malestar».

También indicó que la utilización del solar supone la limpieza semanal y el empleo de raticidas y que sin este espacio, las obras, que informó que durarán hasta antes de Semana Santa, levantarían más quejas.

«Intentamos hacer el menor ruido posible», subrayó y puso de ejemplo que las bodegas pagaron una noche de hotel a un grupo de vecinos para evitarles molestias por una obra que debía hacerse obligatoriamente de noche. Cuando las obras finalicen, el portavoz de El Pimpi subrayó que las bodegas seguirán limpiando de forma periódica el solar y se pintará la pared medianera.

Este periódico trató ayer de contactar durante todo el día con la comunidad judía y el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, sin resultado.