Varias decenas de miles de metros cuadrados del puerto de Málaga están sin uso ni destino inmediato. Son las parcelas reservadas para acoger el puerto deportivo de San Andrés y las oficinas en Muelle de Heredia, proyectos que la crisis se ha encargado de enterrar y que siguen varados sin inversores. Para romper esta situación de parálisis la Autoridad Portuaria está estudiando la posibilidad de abrir los usos previstos en estos suelos, dando entrada a reforzar el destino comercial y hotelero, con idea de atraer a inversores que desarrollen estos espacios.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Málaga, Paulino Plata, indicó que estos espacios están calificados para uso terciario, sin embargo «no sólo se les puso nombre, también apellidos y aparecen como uso terciario náutico o de oficinas». Plata considera necesario flexibilizar estos usos y que su destino sea «terciario», que incluyen proyectos comerciales, de ocio, hosteleros y hoteleros.

«No es razonable la situación actual y quiero que el uso sea más flexible en función del mercado», explicó el presidente de la Autoridad Portuaria, quien insistió en que no se puede concretar tanto el destino de estos suelos y que los proyectos que se planteen estén en función de los posibles inversores».

En el caso de los 26.500 metros cuadrados del lateral de Muelle de Heredia, donde estaba prevista la construcción de edificios de oficinas y un aparcamiento, el cambio puede ser más sencillo. La calificación de usos terciarios y la ubicación frente al Soho permite la posibilidad de que se incluyan otros usos de ocio o comerciales en ese nuevo frente de la ciudad, incitando la llegada de inversores. De hecho, esa situación recuerda a la concepción inicial del Plan Puerto-Ciudad, que contemplaba una mayor mezcla de usos.

Otro de los puntos claves es el puerto deportivo de San Andrés, previsto con más de 600 atraques. La crisis frenó a la primera adjudicataria, Marinas del Mediterráneo, a la que retiraron la concesión tras terminar el plazo de inicio de las obras. Lleva dos años sin un destino claro y la gran oferta de atraques vacíos en la costa hacen que esta infraestructura no sea tan atractiva. «No hay demanda y hemos visto que la rentabilidad no está en los atraques, por lo que tenemos que repensar el proyecto», argumentó Plata.

Para ello plantea aumentar el espacio para usos comerciales y de ocio en la plataforma de San Andrés, donde estaba prevista una parcela de 5.000 metros cuadrados en la distribución original y que posiblemente se incremente.

Lo que sí queda completamente descartada es la construcción de viviendas en suelo portuario, como se llegó a plantear en alguna ocasión, y que Paulino Plata negó rotundamente recordando que la propia legislación de puertos española impide su construcción.

Pequeña estación marítima

También está pendiente de encontrar un inversor que le dé uso a un pequeño edificio acristalado situado junto a la Farola y que inicialmente iba a ser una estación marítima para cruceros. Finalmente se ha visto que su situación era poco operativa y se desechó este uso.

Ahora, la Autoridad Portuaria está estudiando darle un uso hostelero al edificio, que sirva de complemento para la actividad que se desarrolla en el Muelle Uno y que no permanezca cerrado como está desde 2012.

La idea de dar salida a estas grandes parcelas permitiría seguir avanzando en el Plan Puerto-Ciudad, que sólo se ha ejecutado en los muelles 1 y 2, además de asegurar unos interesantes ingresos para el puerto mediantes el canon de las concesiones y la tasa de ocupación, que ya representan el 30% de sus ingresos y podrían seguir incrementándose si se encuentran inversores para desarrollar estos suelos.