La Audiencia de Málaga ha condenado a un hombre, dueño de una empresa de coches, por estafar a clientes y a financieras a través de una veintena de operaciones ficticias de financiación de vehículos realizadas entre 1993 y 1994, por lo que se le aplica la atenuante de dilaciones indebidas y se le impone la pena de 21 meses de prisión y multa de 1.080 euros.

Además, deberá indemnizar a una de las financieras con 78.500 euros; a dos clientes con 11.700 euros; y a otros dos, con 6.000 euros; así como a otras 20 personas con las cantidades que les correspondan y se determinen en la ejecución de esta sentencia, que se dicta con la conformidad expresada por el acusado con los hechos y con las penas solicitadas por las acusaciones.

Según se declara probado en la resolución, a la que ha tenido acceso Europa Press, el acusado se apoderó de cantidades que clientes entregaban a cuenta de la adquisición de vehículos "sin que llegara a entregar éstos" y también realizó contratos de financiación con varias empresas financieras "sobre cantidades que no correspondían a las ventas reales" de coches.

Así, el acusado realizaba contratos de compraventa de vehículos y de financiación de los mismos, "firmando los documentos como si del auténtico titular se tratase" y, a través de estas operaciones de financiación, "disponía de efectivo que hacía suyo, sin llegar a efectuar la entrega del bien, en unos casos, y disponiendo de dinero al financiar el mismo vehículo en varias entidades".

En resumen, el acusado, según se indica en la resolución de la Audiencia, "se apoderaba de dichas cantidades" de forma fraudulenta; y, además, con esa finalidad de "enriquecimiento ilícito", "alteraba los contratos de financiación". Por eso se le condena por un delito continuado de estafa en concurso con otro de falsificación de documento mercantil.

En la sentencia se explican las operaciones llevadas a cabo por el procesado. En la mayoría de los casos, el acusado aprovechaba que tenía los datos de personas por haber sido previamente clientes y los utilizaba para suscribir contratos de financiación, por los que recibía de las entidades el dinero como supuesto proveedor o vendedor.

Pero, después de esto, según pone de manifiesto la resolución, los clientes no recibían el coche. Además, en la mayoría de los casos, las financieras no han percibido todas las cantidades, ya que las operaciones están pendientes de cerrarse, quedando deudas por satisfacer. En un caso, el perjudicado era un empleado de su negocio, cuyos datos utilizó el acusado.