Desde hace años se viene advirtiendo de que la empresa malagueña necesita ganar dimensión para poder competir o saltar al mercado internacional pero la realidad es tozuda e indica que el 96% del tejido productivo de la provincia, compuesto por más de 108.000 sociedades, está integrado por autónomos y microymes que no alcanzan los diez empleados. La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) celebró ayer la tercera edición de su foro «Nuevos Retos, Nuevos Escenarios», dedicado en esta ocasión al reto de la dimensión, donde se recordó que «un mayor tamaño es la única forma de ser más competitivas desde el punto de vista de la internacionalización, de tener más capacidad para adquirir financiación y para superar las barreras que les constriñen».

«Es una radiografía preocupante en cuanto a la dimensión. Hay que ser más ambiciosos y crecer. El tamaño dificulta muchísimo la asunción de nuevos retos, la sostenibilidad de las propias empresas y su capacidad de crear empleo con muchísima más solidez y contundencia en estos momentos en los que empezamos a salir de la crisis. No hay fórmulas mágicas para crecer, pero sí existen algunas como el asociacionismo o la cooperación», admitió el presidente de la CEM, Javier González de Lara. Los empresarios creen que el escaso tamaño de las empresas obedece a factores culturales y de concienciación, pero apuntaron también a la existencia de barreras «externas», como «una regulación normativa no demasiado amigable para el mundo empresarial, a veces compleja y farragosa desde el punto de vista laboral, fiscal, administrativo e, incluso, de acceso a la financiación».

En la jornada, celebrada con la colaboración de Unicaja y de la Diputación, también participó el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla José María O´Kean, que advirtió de que «no nos podemos quedar en pequeñas empresas», ya que eso se traduce en «un tejido productivo que se defiende más que ataca y defendiéndonos difícilmente vamos a ganar partidos». O´Kean afirmó que la crisis, además, ha sido particularmente dura para las empresas medianas, asegurando que su censo ha caído un 44% desde 2007. El experto reclamó apoyos para fomentar el crecimiento de las compañías.

«Todos los incentivos legales y fiscales van hacia las pequeñas empresas y no hacia las grandes. No podemos pretender tener un país sólido y competitivo, con un tejido productivo que pueda competir en el entorno global, y luego incentivar a las pequeñas empresas y no a las grandes. Esa es una contradicción que hay que empezar a combatir», opinó.

El foro contó además con un mesa redonda que abordó los diferentes modelos de crecimiento empresarial en firmas de Málaga. El director general de la aeronáutica Aertec, Antonio Gómez Guillamón, destacó la importancia de reforzar la marca y participar en asociaciones o clústers para lograr sinergias de negocios. «Somos de Málaga pero nos vendemos como una empresa internacional», comentó. Aertec, situada en el PTA, cuenta con unos 500 empleados y más de 22 millones de facturación, y trabaja en 26 países.

Por su parte, el gerente de la cooperativa hortofrutícola Trops, Enrique Colilles, resaltó la importancia de la dimensión para lograr una posición fuerte en el mercado y no estar a merced de los intereses de los intermediarios. «En el año 2000 éramos 300 agricultores en la cooperativa. Hoy somos más de 2.000 y vendemos siete veces más, creciendo en torno a un 20% cada año», explicó el responsable de la axárquica Trops, líder europeo en productos subtropicales como el mango.

En la mesa también participó el propietario de la cadena de supermercados Maskom, Sergio Cuberos, que repasó una trayectoria que le ha llevado a contar con más de 50 establecimientos, 500 empleados y 75 millones de facturación anual. «El objetivo en cinco años es ser de ámbito andaluz, con presencia en Málaga, Sevilla, Córdoba, Cádiz y Granada», apuntó. El presidente del Clúster Marítimo Andaluz, Javier Noriega, desglosó por su parte las posibilidades económicas del sector y el papel de las 45 empresas integradas en este colectivo. Y el socio director de PWC para Andalucía, Luis Fernández, apeló al redimensionamiento del tejido productivo. «Sin tamaño, nuestras empresas no tendrán importancia en los mercados globales. Tenemos que sumar esfuerzos y competir por el valor añadido», dijo.

El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, señaló por su parte, que el gran reto pasa por «la especialización y la internacionalización, dos palabras claves para convertir las nanopymes en pymes y las pymes en grandes sociedades».