El metro de Málaga va camino de encallarse en la eternidad como ese crucigrama definitivo que no parece tener solución. Los continuos vaivenes entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía sumaron ayer un nuevo capítulo para engordar la larga lista de desencuentros discursivos protagonizados entre ambas instituciones. Sin intención de querer darle la espalda a la siempre aclamada lealtad institucional, Francisco de la Torre puso ayer sobre la mesa su última reflexión para alimentar las incógnitas que rodean al futuro del suburbano malagueño: discutir acerca del interés que podría tener para la ciudad que el proyecto del tranvía al Hospital Civil sea aparcado y sustituido por uno nuevo, que contemple, esta vez sí, la llegada del metro hasta el PTA en Campanillas.

Un aldabonazo en toda regla, que se produce a pocos días de que se celebre un nuevo conclave entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía para calibrar el avance de las actuales obras que tienen toda la zona del Corté Inglés con el asfalto de media vuelta. Será ante la llegada a Málaga del consejero de Fomento de la Junta, Felipe López, prevista para el 23 de noviembre.

Como principal argumento para fundamentar este nuevo giro de rumbo inesperado, el alcalde de Málaga, protagonista ayer de un desayuno informativo organizado por Europa Press y Cajasol, se escudó en la falta de consenso vecinal para proponer un nuevo cambio en la hoja de ruta trazada, y que desarticularía lo acordado entre ambas partes hace dos años, concretamente, el pasado 11 de noviembre de 2013. Aunque el propio alcalde ratificara con su firma el proyecto de llevar al metro en superficie hasta el Hospital Civil, ayer dio un nuevo giro y recordó la falta de consenso entre los vecinos de la zona. «Este proyecto no se puede llevar a cabo sin la aprobación de los vecinos, jamás», apuró De la Torre, que también deshojó argumentos de rentabilidad.

Con Málaga sumida en un caos circulatorio, De la Torre abogó por realizar un estudio para determinar el número de pasajeros que podrían hacer uso de la línea que lleva hasta el Hospital Civil, dejando así entre bambalinas la funcionalidad de este tramo.

Este nuevo avance hacia la incertidumbre pondría en peligro la financiación del metro, que depende directamente de los fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), y de que se cumpla con el calendario estipulado que sitúa la llegada del metro al Hospital Civil para finales de 2017. De entrada, el consejero de Fomento, de visita ayer en Vélez Málaga, le recordó al alcalde que la proyección del metro en superficie hasta el Hospital Civil había sido fruto de «un acuerdo firmado entre ambas instituciones y que dio lugar a contraer compromisos con terceros, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI)». «Espero que el alcalde al final acabe dándonos las razones que tiene para plantearse alguna duda», dijo López.

Con este nuevo giro argumentativo, De la Torre puso en duda el protocolo de actuación que él mismo ratificó hace dos años y que habla de prolongar la línea 2 desde la estación Guadalmedina, hasta llegar en superficie hasta el Hospital Civil. En todo caso, llevar el metro en superficie hasta el PTA supondría, de entrada, un enorme retraso en la fecha de finalización del metro, ya que habría que empezar desde cero, con la realización de los anteproyectos, ahora mismo inexistentes para ese tramo.

Además, la propia concesionaria del metro cuenta ya con varios estudios realizados que desaconsejan la llegada del metro al PTA y que abogan por el Cercanías para evitar una saturación durante las horas punta.