­El calvario que vive la cantante Isabel Pantoja desde su detención en mayo de 2007 hasta su condena a dos años de cárcel por blanquear el dinero que le daba Julián Muñoz empieza a llegar a su fin. Aún no ha acabado, pero en pocos días podría ver muy aliviada su situación carcelaria, después de que la Fiscalía de Sevilla se haya mostrado favorable a que se le dé el tercer grado penitenciario, lo que le permitiría pasar los fines de semana fuera del penal de Alcalá de Guadaira, al que solo debería ir a dormir de lunes a viernes.

Esto, de momento, es una posibilidad, porque se trata de que la Fiscalía ha apoyado un recurso de su defensa después de que en septiembre el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria le denegara el preciado tercer grado. Ahora, la decisión está en el tejado de la Audiencia Provincial de Sevilla, que podría pronunciarse en unos días, muy posiblemente antes de Navidad. De momento, ya le han dicho dos veces que no a una reclasificación penitenciaria más favorable.

Para apoyar el régimen de semilibertad, la Fiscalía ha tenido en cuenta que Pantoja ha cumplido más de la mitad de la pena -entró en la cárcel el 21 de noviembre de 2014-, que ha disfrutado de tres permisos carcelarios sin incidente alguno -obviando la marabunta mediática que genera con cada salida- y su buen comportamiento en Alcalá de Guadaíra.

Hay más razones: se le impuso una multa de 1,14 millones de euros y, de ese montante, ella ya abonado más de 700.000 euros en varias cuotas trimestrales, abonos que ha efectuado mientras estaba entre rejas. Ello, según las fuentes consultadas por Efe, que ayer adelantó la noticia, supone que se ha arrepentido de lo sucedido y que ha reconocido la culpabilidad que con tanta vehemencia negó en platós de televisión antes y durante el juicio.

El caso es de sobra conocido, pero su condena se cimentó sobre los actos de blanqueo cometidos al comprar el apartamento del Hotel Guadalpín y parte del pago del chalé Mi Gitana, así como las imposiciones en metálico en algunas de sus cuentas privativas, todo ello coincidiendo con su relación con el entonces alcalde de Marbella, Julián Muñoz (2002/2003). En este proceso también fue condenada la exesposa del exalcalde, María Teresa Zaldívar, su hermano, un banquero español que trabajaba en Suiza y el director de la sucursal bancaria en la que los Zaldívar hacían líquido el dinero.

También muy seguidos por medios y seguidores de Pantoja fueron tanto el juicio como la decisión de la Audiencia Provincial de Málaga de enviar a la cantante -y a varios de sus compañeros de banquillo- a prisión pese a que no es la norma cuando el condenado lo es a dos años o menos y no tiene antecedentes penales.

Negativa repercusión social. El juzgado de Vigilancia Penitenciaria número dos de Sevilla rechazó el tercer grado de Pantoja en septiembre pasado, al igual que había hecho la prisión el 16 de julio de 20015, y lo hizo recordando que las actividades cometidas junto a Muñoz lo fueron mientras este «ejercía en función de máxima autoridad como alcalde del municipio de Marbella, confundiéndola con las procedentes de las actividades profesionales y mercantiles lícitas» de Pantoja, por lo cual, «durante el periodo referido, realizaron multitud de operaciones, tanto bancarias como en el ámbito mercantil, con el fin de blanquear el dinero que su entonces pareja obtenía de actividades ilícitas llevadas a cabo en el ejercicio de sus funciones públicas como alcalde».

Incluso, aseguraba la juez que había factores negativos tales como la gravedad del delito y su negativa repercusión social.