El conflicto en La Cónsula adquiere tintes cada vez más surrealistas, porque no hay razones que puedan justificar la situación de abandono que sufre este centro de formación de referencia en la Costa del Sol. El capítulo de ayer fue protagonizado por los alumnos, que han pasado la noche en las instalaciones de la escuela de hostelería en un encierro que quieren que sea indefinido, hasta que la Junta empiece a dar pasos en firme para solucionar los graves problemas que les afectan.

Los estudiantes de primero y segundo curso de Cocina de la escuela de hostelería de La Cónsula se encerraron ayer por la mañana para protestar por la situación de abandono que sufre el centro en el que se forman y, de este modo, paralizaron cualquier actividad del restaurante. Una treintena de estudiantes decidieron llevar a cabo esta protesta por la situación de indefensión e impotencia que sienten después de que, en ningún caso, la «Junta de Andalucía haya cumplido sus promesas», según manifestó Claudia Otero, una de las portavoces.

Este encierro durará «hasta que alguien venga, nos dé una explicación y nos la creamos». Aunque advierten de que ya no quieren más promesas, sino hechos.

El restaurante de La Cónsula se convirtió ayer un gran dormitorio improvisado, con colchones y sacos de dormir repartidos por el suelo. Caras largas que evidencia la desesperación de quienes asisten a este esperpento administrativo y no reciben una formación adecuada a pesar de que la Junta había instado a los profesionales a que el curso comenzara el pasado mes de septiembre, con la garantía de que cobrarían, de que se pagarían las facturas a los proveedores y de que las clases se podrían dar con normalidad.

Pero nada más lejos de la realidad. La madeja burocrática se ha cebado con La Cónsula y la Junta ha caído en su propia red de ineficacia. Nadie se lo explica. Ni siquiera el abogado responsable de la liquidación de la escuela, José Carlos Aguilera, que ayer visitó por la tarde a los alumnos encerrados y les explicó, según señaló Otero, «que no existen razones objetivas para que la Junta siga sin pagar los sueldos de los profesores».

Los plazos se han venido incumpliendo de forma sistemática también. El pasado 1 de noviembre se tenía que haber producido la integración definitiva de los consorcios de hostelería malagueños en el SAE. Hoy comienza el mes de diciembre y no hay ningún tipo de noticia favorable al respecto. Más bien todo lo contrario. El horizonte ni se atisba.

Claudia Otero recuerda también cómo más recientemente la Junta ha vuelto a dejar fuera a La Cónsula del proceso de incorporación en el Servicio Andaluz de Empleo y que los profesores del centro llevan más de siete meses sin cobrar, «lo que repercute en nuestra formación y en el normal desarrollo de las clases».

Este encierro, sin embargo, lo llevan a cabo «sin hablar con los trabajadores». «No sabemos si están de acuerdo o si se oponen», agrega esta alumna, que insiste en que el encierro es «indefinido».

La Cónsula y La Fonda viven desde hace tres años con la espada de Damocles sobre sus cabezas. Tres años de incertidumbre, de mentiras, de incumplimientos reiterados, de nóminas atrasadas, de falta de inversión, de maquinaria rota, de cursos de circunstancias... Y ahora, la Junta ha incluido a todos los consorcios andaluces en el SAE menos, precisamente, a estas dos escuelas malagueñas, que junto al CIO de Mijas, se han quedado fuera del proceso. Y a día de hoy no hay ninguna novedad. «Estamos a la espera de liquidación y de que se reúna el consejo rector. No hay nada más», señaló ayer María Luisa Vargas, delegada de Personal de la escuela de hostelería situada en Churriana.