La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Málaga tiene previsto juzgar el próximo jueves a un indigente, de origen alemán, acusado de matar a un policía nacional en Málaga capital cuando fue a detenerlo, el 21 de mayo de 2014.

La fiscalía malagueña ha pedido en su escrito acusatorio, al que ha tenido acceso Efe, 34 años de internamiento para el acusado, Stefan Reinert, en un centro psiquiátrico al concurrir la circunstancia eximente completa de enajenación mental.

Al procesado, al que le constaba una orden de detención, se le acusa de un delito de asesinato, homicidio en grado de tentativa, atentado y dos delitos de lesiones.

El crimen fue cometido sobre las 19.00 horas del 21 de mayo de 2014 cuando funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía acudieron a la calle Frigiliana de Málaga con el propósito de detener al procesado, un indigente que frecuentaba la zona y al que le constaba una orden judicial en vigor de detención y personación.

Cuando el acusado, que iba caminando, se percató de la presencia del vehículo policial, intentó ocultarse dentro de un establecimiento comercial por lo que los agentes entraron en el mismo.

El presunto agresor al ver que iba a ser detenido comenzó a gritar y a forcejear violentamente con ambos agentes para evitar su arresto y consiguió salir corriendo hacia la puerta de la tienda.

En el instante en el que el procesado se disponía a salir al exterior, otro agente, Francisco Díaz Jiménez, que acababa de bajar del vehículo policial para entrar en la tienda se encontró al procesado, que de forma sorpresiva sacó un cuchillo de 21 centímetros que ocultaba en una manga de la chaqueta.

El acusado, siempre según el fiscal, "con gran violencia y sin darle tiempo a reaccionar ni defenderse al policía", acabó con su vida de una puñalada en el tórax a la altura del corazón, que le causó la muerte al poco tiempo de llegar al hospital.

Tras la agresión salió huyendo y fue perseguido por otro policía, al que también se enfrentó e intentó asestar una puñalada, aunque no lo consiguió, llegando incluso éste a desenfundar su arma y a cortarle el paso.

En la persecución se unieron otros agentes y uno de ellos, viendo peligrar su vida, se vio obligado a efectuar dos disparos con su arma reglamentaria, dirigidos a la zona baja del cuerpo del procesado, sin que llegara a alcanzarle ninguno de los disparos.

Así, se metió en otro establecimiento, donde entraron hasta cuatro agentes para intentar detenerlo, aunque el hombre "no cesaba de propinarles manotazos, puñetazos y patadas" e, incluso, intentó quitar el arma a uno de ellos, hasta que finalmente fue reducido, pero los cuatro agentes resultaron lesionados.

El procesado padece esquizofrenia con politoxicomanía y abuso de alcohol y según el fiscal, en el momento de los hechos, estaba "bajo un episodio psicótico agudo de su esquizofrenia paranoide que anulaba completamente sus capacidades".