­Todos los malagueños podrán a partir de mañana acceder a cualquier información pública generada por el Ayuntamiento, sin más limitaciones que las derivadas de la protección de las personas o datos. La Ley Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Pública, aprobada hace dos años, dio un plazo de dos ejercicios a ayuntamientos y comunidades autónomas para cumplirla. El plazo acaba hoy y la ley entra mañana en vigor.

En este tiempo, además, la Junta de Andalucía ha publicado a su vez la Ley de Transparencia andaluza, que desarrolla con más precisión y detalle la normativa nacional.

A lo largo de estos dos años el Ayuntamiento de Málaga se ha ido adaptando a la ley en lo concerniente esencialmente a la transparencia en la gestión pública, es decir, en la publicación permanente de todos los datos e informes relativos al funcionamiento municipal en materia organizativa, institucional, económica, presupuestaria o en cuanto a los datos precisos sobre contratos adjudicados, retribuciones salariales de concejales y directivos, convenios suscritos o subvenciones concedidas, por ejemplo.

El Ayuntamiento tendrá que adaptarse ahora a las exigencias más precisas de la ley andaluza y ampliar la información sobre datos como las retribuciones de otros directivos de menor nivel o de expedientes hasta ahora no públicos.

Pero la gran revolución de la ley que mañana se pone en marcha es el derecho de todos los ciudadanos a acceder a la información de cualquier decisión, expediente o dictamen emanado de los órganos de gobierno o de cualquier otro órgano municipal.

El Ayuntamiento, según un portavoz municipal, dice estar preparado para cumplir con este nuevo derecho ciudadano. Para ello se han dado instrucciones internas para que se acepten todas las peticiones de información. De manera práctica, todos los registros municipales del Ayuntamiento y sus empresas y organismos están ya dotados con un formulario estándar para encauzar estas peticiones de información y remitirlas al órgano que deba sustanciarla. En todo caso no se espera una avalancha, dada la falta de práctica, y sí un movimiento de poca envergadura que se irá acrecentando.