­Desciende la sensación de impunidad en el campo. La presencia de los agentes especializados de los equipos Roca, cuyo despliegue obedece a una petición insistente por parte de los agricultores y de los sindicatos agrarios, ha devuelto gran parte de la paz arrebatada en las últimas décadas a las zonas de producción rural y a los diseminados. Sobre todo, por un efecto disuasorio, que, si bien no ha erradicado el problema, ha rebajado notablemente su incidencia. Y más en esta época, la más peligrosa a nivel económico, dado el inicio de la recogida de las cosechas de algunas de las siembras más importantes para Málaga.

Según los datos ofrecidos ayer por el Subdelegado del Gobierno, Miguel Briones, los robos se han reducido hasta en un 37,2 por ciento desde octubre de 2013, fecha en la que los equipos comenzaron a vigilar de cerca las explotaciones. En los diez primeros meses del año -los últimos de los que se puede obtener una comparativa exacta- se han computado en la provincia un total de 421 delitos, lo que supone una reducción notable respecto a las 507 contabilizadas hace dos temporadas.

Las infracciones, sin duda, van a menos, pero eso no quiere decir que se hayan neutralizado. En estos casi veintiséis meses con el programa en activo, informó el coronel Jesús Esteban, se han tramitado 1.150 denuncias y detenido a 146 personas. La comarca de Antequera, con el 61 por ciento de los casos, se lleva la peor parte, aunque con niveles también de afección para el Guadalhorce (21), Ronda (10), Vélez-Málaga (6) y Marbella-Costa del Sol (2 por ciento). La provincia, no obstante, es la segunda de Andalucía menos castigada.

El presidente del sindicato Asaja, Baldomero Bellido, ensalzó,a la luz de los datos, la «excelente coordinación» de los equipos, que, dentro del ámbito de actuación de la Guardia Civil, se valen asimismo de efectivos de la policía -nacional y local- y del Seprona, entre otros. Para Bellido, sin embargo, sería necesario ampliar los recursos que se consagran actualmente a los equipos Roca.

La puesta en marcha del plan de control en las zonas rurales incluye también medidas contra el robo de cobre, que suele ir muy aparejado a las sustracciones -principalmente de aperos y de frutos- que se dan en los campos.

De acuerdo a Baldomero Bellido, uno de los aspectos todavía a mejorar es el control de la distribución de la mercancía robada, que carece, incluso, de una regulación adecuada.