Las cosas no han cambiado prácticamente nada. Algún que otro paso importante se ha dado, eso sí, de orden administrativo, en todo caso, para encontrar una solución al mal que afecta a las escuelas de hostelería de Málaga. Pero las dudas siguen siendo las mismas. 19 días de encierro no han servido para hallar la solución que los estudiantes reclamaban. Esta mañana han puesto fin a sus protestas, pero la incertidumbre es la misma que cuando empezaron. Y la sensación de haber perdido el tiempo, también existe.

Trabajadores y alumnos de La Cónsula y La Fonda se reunieron ayer con el director general de Formación para el Empleo, Manuel García, y la delegada de Empleo de la Junta en Málaga, Francisca Montiel. Y ninguno fue capaz de poner una fecha a la integración de ambos consorcios en el SAE, como prometen desde hace meses. "Nos pidieron que confiáramos en ellos", ha explicado Juan García, representante de los estudiantes. Difícil cuando se ha incumplido tantas veces. La portavoz de trabajadores de La Fonda, Carmen Sánchez, lamenta que en esta reunión "no nos aportaron ningún dato nuevo". "Solo dijeron que esperan que estuviera solucionado a finales de diciembre, aunque que se podría prolongar a final de enero", según indica. "Estamos decepcionados porque se esperaba que la visita diera luz e ilusión a los alumnos y salieron con más sombras e incertidumbres. Con voluntad solo no se come, se tienen que comprometer", exige Sánchez.

La Cónsula y La Fonda ya no saben de qué manera pueden evidenciar el abandono que sufren por parte de la Junta de Andalucía, que sigue sin encontrar el "instrumento financiero" adecuado que le permita aportar un dinero que no discute que tiene que aportar, para nivelar el presupuesto de ambas escuelas, en función de su participación en los consorcios. Ni una ni otra han visto un euro de la Junta, mientras las deudas siguen asfixiando a las escuelas, sus trabajadores no cobran (si lo han hecho ha sido gracias a las aportaciones de los ayuntamientos de Málaga y de Benalmádena, que sí han cumplido con su obligación de ingresar su montante, o al menos en parte), las facturas se acumulan y la maquinaria no se arregla. Todo esto incide negativamente en las clases que reciben los alumnos, que están muy "decepcionados" con toda esta situación, a pesar del apoyo recibido estos días por hasta estrellas Michelin que se formaron como cocineros en La Cónsula.