Málaga ha consolidado en este 2015 ciertos síntomas de reactivación económica que, sin embargo, todavía son insuficientes para aliviar de forma significativa las tremendas cifras de paro en la provincia, que cuenta ahora mismo con casi 185.000 parados inscritos en las oficinas de empleo -casi 10.700 menos que hace doce meses- y una tasa de paro del 28,9% de la población activa. En cualquier caso, el ejercicio sí ha dejado en Málaga señales esperanzadoras como el mayor crecimiento económico desde que empezó la crisis (con un ascenso estimado del 3,3% del PIB, pero lógicamente partiendo de niveles de actividad mucho más bajos que los que se registraban en el boom económico) y el despertar de un sector hasta ahora desaparecido como la construcción. También se registra a noviembre la cifra más alta de empresas afiliadas a la Seguridad Social para ese mes desde 2oo7 (56.570, 2.500 más que hace un año) aunque el perfil de las nuevas firmas surgidas en este tiempo no tiene, por lo general, la dimensión y el volumen de empleo de muchas de las que desaparecieron durante la recesión. Economistas y empresarios se muestran razonablemente satisfechos con la evolución de la economía en estos doce meses y auguran un 2016 en la misma línea de mejora, aunque con un crecimiento del PIB quizá algo más moderado por la menor incidencia de factores favorables de coyuntura internacional, según constatan instancias como Analistas Económicos de Andalucía, del Grupo Unicaja.

Por contra, los sindicatos se muestran muy escépticos con la coyuntura de mejora en este 2015, sostienen que la subida puntual de la ocupación sigue muy ligada al devenir de la campaña turística de verano y lamentan la precarización del mercado de trabajo, donde el 94% de los contratos que se firman cada mes son temporales y el 41% a tiempo parcial, fruto de la desconfianza que las empresas todavía mantienen en relación al futuro inmediato. Es cierto que la actual cifra de ocupados (528.466 en noviembre) es la más alta para ese mes desde 2008, pero también que el empleo que se está generando es muy precario. Dos de cada tres contratos temporales que se firman cada mes en Málaga duran menos de un mes, y en sectores como la hostelería los trabajadores encadenan un contrato tras otro, revelando una altísima rotación laboral.

Entre las buenas noticias del ejercicio vuelven a figurar las exportaciones, que a la altura del mes de octubre suman casi 1.500 millones y a falta de las cifras de los dos últimos meses garantizan ya un nuevo récord histórico en la provincia. Se prevé que el año podría cerrar con más de 1.750 millones de euros en ventas al exterior y una subida del 8% en relación a 2014, con la agroalimentación acaparando casi la mitad de las cifras. En general, cabe recordar sin embargo que uno de los debes de la economía malagueña es tratar de elevar el tamaño medio de sus empresas, -el 97% de las 107.000 sociedades mercantiles malagueñas son micropymes de menos de diez trabajadores- para tratar de que sean más las que puedan dar el salto a la internacionalización.

En el ámbito de la balanza comercial, también ha sido muy destacable el significativo incremento de las importaciones en Málaga, señal de que la demanda interna y el consumo repuntan. Hasta octubre se registraron 1.419 millones en mercancías llegadas a la provincia desde el exterior, un 17,8% más que a estas alturas de 2014.

Otro elemento característico de este ejercicio ha sido la consolidación de un nuevo tope histórico de autónomos en Málaga. La provincia roza los 106.000 trabajadores por cuenta propia, con una subida de más de 3.500 respecto a inicios del año. La dinámica es similar a la que ya se percibió en el ejercicio anterior: muchas personas optan por el autoempleo ante la falta de perspectivas laborales y aprovechando medidas como la tarifa planta puesta en marcha por el Gobierno o la capitalización en pago único de la ayuda por desempleo. De hecho, más de 175 parados vienen solicitando cada mes al Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE) el pago único para emprender una actividad o poner un negocio. Los sindicatos recelan de este auge de trabajadores por cuenta propia, y recuerdan que en gran parte se debe a la figura del falso autónomo (trabajadores que se ven obligados por sus empresas a trabajar de forma externa).

El gran obstáculo para el despegue de la economía sigue siendo, a juicio de los economistas, la falta de un flujo normalizado de crédito por parte de los bancos para acompañar las inversiones de las empresas y las iniciativas de los emprendedores.

Por sectores, el turismo ha sido de nuevo el motor la economía, en un ejercicio donde Málaga batirá además de nuevo un récord de pernoctaciones hoteleras (más de 18 millones). La construcción se reactiva con subidas de ventas del 13% en la provincia capitalizadas por Málaga capital y Marbella, y con los extranjeros como factor clave de demanda. El sector mira al fin el futuro con algo de optimismo y confía en finiquitar en año y medio el stock de pisos heredado de la burbuja inmobiliaria. El 2016 sebe ser el año del retorno de las grúas para encarar nuevas edificaciones.

Respecto al sector tecnológico, las perspectivas son algo mejores que hace un año. El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), con casi 15.500 empleados,620 empresas y 1.535 millones de euros de facturación conjunta, podría cerrar el año con un ligero incremento de trabajadores. El número de empresas seguirá estable porque desaparecen tantas como llegan. El tirón de los últimos tiempos vienen tanto de las multinacionales como de la llegada de startups. En los últimos dos ejercicios se han implantado en el PTA 15 empresas internacionales del ámbito de los servicios informáticos. Y aunque todavía no hay demanda para nuevos suelos, la tecnópolis se prepara para el futuro y proyecta la futura construcción de tres edificios con 18.635 metros cuadrados de superficie en la zona de ampliación, que equivalen al 20% de la reserva disponible.

En cuanto a la agricultura, los datos son muy buenos. El olivar y los subtropicales, con unos precios en origen de mercado en ascenso, son los dos grandes segmentos que han tirado del campo y que han permitido cerrar el ejercicio con 610 millones de facturación, el mejor dato de la última década. La producción final agraria (sumando la ganadería) se va a los 731 millones, la más alta desde 2008.