Los bancos aseguran que están abriendo de nuevo el grifo de los créditos pero eso no quita para que el volumen total que manejan las familias y empresas de Málaga siga cayendo de forma imparable, ya que en cuantía todavía son muchos más los préstamos que se van amortizando que las nuevas operaciones que se conceden. Los últimos datos del Banco de España, correspondientes al mes de septiembre, reflejan que el saldo del crédito vivo en manos del sector privado en la provincia descendió un 2,6% en los últimos doce meses a un ritmo medio de 215 millones de euros por trimestre y se queda en los 32.498 millones. El descenso interanual resulta más atemperado que en otras ocasiones pero indica que la economía malagueña sigue inmersa en un proceso de desapalancamiento -o reducción de deudas- al que todavía no se le ve el final.

El sector privado en Málaga alcanzó su cima de endeudamiento en 2008, cuando en plena vorágine de consumo llegó a un récord de casi 47.500 millones en préstamos en vigor. El estallido de la crisis y el drástico cierre del grifo por parte de los bancos ha motivado que en siete años esa cifra se haya rebajado en casi un tercio. Actualmente, el volumen de crédito en manos de familias y empresas se mueve en los niveles de hace diez años.

Los empresarios y los economistas admiten que este proceso era necesario pero lamentan que la restricción de los préstamos fuera durante mucho tiempo indiscriminada, sin distinguir si el cliente era solvente o no, lo que provocó en su momento la desaparición de empresas y negocios que eran viables pero a los que le faltaba circulante para trabajar. La impresión de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y del Colegio de Economistas de Málaga es que esa actitud ya ha cambiado aunque el flujo de nuevos créditos aún sea insuficiente para impulsar un mayor crecimiento.

El decano de los economistas, Juan Carlos Robles, cree que los bancos deben rebajar sus exigencias de interés, garantías y avales para facilitar más el acceso a la financiación a particulares y empresas, con lo que se reforzaría la reactivación del consumo y se permitirían mayores inversiones. A su juicio, con un escenario más normalizado de crédito el ritmo de crecimiento anual del PIB en Málaga podría acercarse al 4% (actualmente es del 3,3%) y generar así más empleo.

La CEM, por su parte, cree que los bancos están ya más receptivos a financiar nuevas actividades empresariales pero no tanto para conceder reestructuraciones de pasivo y operaciones de financiación a medio y largo plazo. El crédito, por otro lado, es muy selectivo: los bancos prefieren a empresas de mediano tamaño, con líneas de negocio en los mercados exteriores y fundamentalmente en sectores como el agroalimentario o en los segmentos de innovación. Para el resto, el acceso sigue bastante complicado.

Fuentes del sector bancario recuerdan que el desapalancamiento de la economía era un proceso aconsejado por la propia Unión Europa y justifican las pocas operaciones concedidas durante los años anteriores en la falta de una demanda lo suficientemente solvente. No obstante, aseguran que durante 2015 se viene activando de forma significativa la concesión de nuevos créditos.

Actualmente, la ratio créditos/depósitos del sector privado refleja que los malagueños adeudan a los bancos en préstamos un 36% más de lo ahorrado en depósitos (23.087 millones).