No es el año hidrológico, pero se cierra un ciclo de doce meses que se presta a hacer un balance en términos meteorológicos. Málaga culmina un año más y deja atrás un ejercicio con temperaturas por encima de lo habitual, tanto en invierno como en verano, y una falta de lluvias que aún no es preocupante pero que deja los embalses de la provincia a poco más del 50 por ciento de su capacidad.

Los datos que proporciona a diario la red Hidrosur hacen miran al cielo con cierto nerviosismo de cara a este nuevo año para ver si las lluvias devuelven a los pantanos el aspecto de hace dos años, cuando sobrepasaban el 85 por ciento de su capacidad.

El frío aún no llega este invierno pero también estuvo presente al inicio de este año que está a punto de acabar. Los meses en los que más se deja sentir en Málaga suelen ser entre enero y febrero y este año no ha sido diferente. Las bajas temperaturas llevaron al Ayuntamiento de Málaga a activar un plan de atención a indigentes por la ola de frío que azotó a la provincia a principios de febrero con temperaturas de cinco y seis grados al caer la madrugada en la capital, acompañado de un viento que dejaba una sensación térmica inferior, y bajo cero en la comarca de Antequera o Ronda. A pesar de ello, el invierno pasado se despidió como uno de los más secos. La media de los últimos 30 años estaba en 229 litros por metro cuadrado, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), una cifra muy alejada de los 87 litros que se acumularon en dicho periodo durante el invierno pasado.

Sin precipitaciones. La primavera se desarrolló con el habitual desbarajuste climático que caracteriza a esta estación, aunque no pasó inadvertida para los alérgicos. Las condiciones climatológicas, con ausencia de precipitaciones y altas temperaturas, hicieron de ella una de las peores de la historia.

El verano también pasó a la historia por sus elevadas temperaturas y episodios de terral que llevaron a cerrar los meses de julio y agosto con récord consecutivo. Julio se coronó como el mes del calor por excelencia y desbancó todas las variables posibles. Con 28,3 grados de media; 2,8 grados por encima de la media histórica contabilizada desde 1942.

El interior superó los 40 grados en multitud de ocasiones; Antequera durante cinco días seguidos.

La media de agosto también estuvo por encima de lo habitual. 28,4 grados marcó el mercurio el último agosto frente a los 26 tradicionales que ha contemplado la capital en ese periodo.

La subida de las temperaturas también se notó en el agua del mar, mucho más cálida de lo habitual. Se alcanzaron picos de 27 grados -la media fue de 24,4 grados- mientras que el año anterior se mantuvo alrededor de 18,9 grados. Una diferencia abismal.

El otoño, por su parte se ha ido con temperaturas por encima de lo habitual y apenas precipitaciones, sin embargo, los escasos días que ha llovido la ciudad ha vivido un auténtico caos. En septiembre y octubre se registraron lluvias muy intensas en poco tiempo que se tradujeron en más de 100 litros por metro cuadrado en Alhaurín de la Torre o 60 litros en la capital en escasos 60 minutos.

Según la Aemet, la comunidad autónoma andaluza afronta la celebración de la última noche del año en medio de un periodo de transición desde la etapa de temperaturas por encima de lo normal que se ha vivido hasta ahora y en el que se observa una tendencia a la bajada en los termómetros, si bien en principio no se esperan precipitaciones significativas para el 31 de diciembre. Para hoy, la probabilidad de lluvias en Málaga apenas está al 5%, según la agencia.