­Se desdibuja la lógica del bañador. Incluso, como principio de osadía. En lugar de las chanclas, prolifera la ropa gruesa, aunque tampoco mucho, dada la suavidad de la temperatura. La Costa del Sol, a pesar de la estacionalidad, se despide del año como lo inició, sin demasiada agitación en las playas, pero con un balance que sienta mucho mejor que el baño a la piel -que diría Montoro- de su economía. De nuevo, la industria turística romperá su techo turístico con nuevas cifras de récord y una traca final, la de las navidades, que se pronostica todavía con más fuerza que la del anterior ejercicio.

En plena digestión de la Nochebuena, los hoteles hacen cuentas y son pocos los que a estas alturas no parecen convencidos de que las fiestas continuarán con la línea ascendente. Incluso, en la Costa del Sol, que no se caracteriza precisamente en esta época por vivir un remedo de la temporada alta. La previsión, sin ir más lejos, varía en función del destino; en la provincia se plantea una ocupación que rondará el75%, tres puntos más que el año pasado, mientras que la capital, con mejor pronóstico en estas fechas, augura una subida de, al menos, cinco puntos, en consonancia con el estirón, dicen fuentes del Ayuntamiento, del conjunto del año.

La buena racha salpicará también a las agencias. Sergio García, presidente de Aedav, cree que el sector pondrá el broche en 2015 con una subida de media cercana a los seis puntos. Una cantidad que cobra más importancia si se tiene en cuenta que el gremio fue uno de los nichos de negocio que más tardó en revertir la inercia negativa y sacudirse el empuje de la crisis.

El repunte que se vaticina para las navidades es corroborado también por Francisco Moro, vicepresidente de Aehcos, que espera unos resultados para este mes de diciembre similares a los del pasado año. De acuerdo con Gonzalo Fuentes, responsable turístico de CCOO, la tendencia del curso es tan positiva que es más que probable que los balances de octubre y noviembre ni siquiera noten en exceso los perjuicios derivados del retraso en la aplicación del programa del Imserso, que restará finalmente en torno a 150.000 pernoctaciones a la provincia de Málaga.

Menos boyante, aunque también positiva, suena la evaluación del mercado laboral, que volverá a ampliarse, si bien de manera más tímida que las estancias y a costa de un modelo de contrato que los sindicatos no dudan de tildar de fraudulento y precario.