La crisis económica, que parece que remite al analizar las grandes cifras, sigue, sin embargo, siendo virulenta y cruel para las economías domésticas y familiares; también para muchas pequeñas empresas y autónomos que tratan de sobrevivir. Por eso sigue siendo obligado pedir árnica a la Administración cuando llega el momento de hacer frente al pago de un impuesto, una tasa, una sanción o cualquier otra deuda que se tenga. La recaudación en el pago de tributos y tasas es un termómetro que ayuda a medir la intensidad de la crisis. El aumento del número de particulares y empresas que piden fraccionar sus pagos indica que ese termómetro está aún bajo cero.

Los datos al respecto son elocuentes. La empresa de Gestión Tributaria del Ayuntamiento de Málaga (Gestrisam) acaba de hacer públicos los datos de recaudación correspondientes al pasado año 2014. Lo cierto y positivo es que esa recaudación aumentó, pero también que las peticiones de fraccionamiento del pago tuvieron unos resultados espectaculares y un crecimiento significativo de estos fraccionamientos respecto a 2013 y años anteriores.

Los datos de Gestrisam señalan que en 2014 11.283 contribuyentes, entre familias y empresas, solicitaron pagar algunas de sus deudas en varios plazos, lo que supone un 14,5 por ciento más que en 2013. En total se fraccionaron deudas por valor de 21.581.289 de euros, casi un 24 por ciento más que en 2013, cuando se fraccionaron 17,4 millones de euros -sumando el periodo voluntario y el ejecutivo-.

Desglosando, cabe decir que la mayor parte del dinero fraccionado (13,9 millones) corresponde al pago en periodo voluntario. Es precisamente esta cifra, la del fraccionamiento en periodo voluntario, la que más sube respecto a 2013 al crecer un 37 por ciento (de 10,1 millones a casi 14 millones), lo que prueba el interés de los contribuyentes en poder liquidar sus deudas en los plazos voluntarios y evitar así los recargos e intereses que tiene el pago en ejecutiva.

Media de plazos

Pero los datos de crecimiento más espectaculares se dan en el número de aplazamientos totales concedidos por Gestrisam, que tanto en periodo voluntario de pago como en ejecutivo superan en un 26,7 por ciento la cifra de 2013.

Esto quiere decir que los ciudadanos, acuciados por la crisis, cada vez piden mayor número de plazos para pagar sus deudas. El año pasado el número total de plazos fraccionados fue de 148.699 (en ejecutiva y voluntario), frente a los 117.288 concedidos en 2013. ¿Y esas facilidades de pago cómo se concretan en cada contribuyente? La cifra media es de 13,1 plazos, lo que traducido a meses es más de un año, aunque la cifra sube en periodo voluntario y se conceden de media hasta 16 plazos. La concesión del número de plazos para pagar una deuda va en función del estudio de varios factores, como el importe de la cantidad adeudada, la situación económica del particular o de la empresa y su comportamiento en situaciones similares anteriores.

¿Cuáles son las deudas que suman más peticiones para pagarse en varias veces? Especialmente para hacer frente al pago del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) y la Plusvalía. La razón es clara. Son impuestos por lo general de una cuantía alta que llevan a empresas y particulares a fraccionarlos para hacer frente de manera más cómoda a la deuda. Pero el mantenimiento de la crisis y su dureza está provocando que se pidan fraccionamientos de pago para otros impuestos menores e incluso para el pago de tasas o de sanciones. Se llega ya a pedir el pago fragmentado hasta para una multa de tráfico, señala un portavoz de Gestrisam.