­La imaginación no la traían los Reyes Magos pero servía para hacer de sus regalos los mejores juguetes que podían traer.

El regidor de Málaga, Francisco de la Torre, recuerda con cariño dos juguetes en concreto. Un montaje de madera que permitía hacer diversas construcciones y un caballo de cartón en el que se podía montar y «duró lo que duró», según el mismo declara. Entonces las cosas eran muy diferentes a como son en la actualidad. La austeridad imperaba y no existía la publicidad ni la televisión, lo cual hacía que los pequeños no tuvieran ese amplio abanico de posibilidades donde elegir. «La ilusión era la misma pero el consumismo no estaba tan presente», matiza De la Torre. Construir aviones de papel o dibujar eran otros pasatiempos con los que pasar las interminables horas jugando.

Recuerda los mantecados caseros elaborados por su abuela y su madre, los cánticos de villancicos durante esos días y el disfrutar en familia.

Sumaban ocho hermanos y entonces tuvo la conciencia de ver cómo al principio disfrutaban del día de Reyes tres o cuatro hermanos e ir creciendo la familia hasta ser ocho.

Sigue siendo un día de ilusión y ahora le pide a los Reyes «lo mejor para la ciudad»: estabilidad y empleo.