La cabalgata de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente en Málaga volvió a repartir ilusión y sonrisas entre miles de niños y niñas malagueños, quienes, junto a sus padres, tomaron ayer las calles del Centro Histórico para recordarles a Melchor, Gaspar y Baltasar los juguetes y demás regalos que les han pedido en sus cartas. La lluvia deslució parte del recorrido, ya que desde las cinco y media de la tarde, cuando la comitiva se echó a la calle, se dejó ver de forma intermitente, aunque con más fuerza poco antes de las siete de la tarde. Pese a todo, el cortejo completó el recorrido.

Melchor, Gaspar y Baltasar pasaron la noche del 4 al 5 de enero en La Alcazaba por cortesía de Herodes, quien, cuando partían Sus Majestades a las cuatro y media de la tarde hacia el Ayuntamiento, se atrevió incluso a saludar a los cientos de pequeños que estaban en calle Alcazabilla para ver a sus reyes preferidos. Cada uno de ellos iba acompañado por dos pajes y su correspondiente guardia de diez soldados.

Ya en el Ayuntamiento, y tras saludar, en su camino a pie hacia la Casa Consistorial, a muchos pequeños que llamaban por sus nombres a los monarcas, fueron recibidos por el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y otros ediles de la corporación municipal. La avenida de Cervantes estaba literalmente tomada por miles de familias y los más pequeños gritaban de emoción al ver a los Reyes Magos.

Allí, Olga Reina Lara, de nueve años, leyó su carta a Sus Majestades en representación de los niños malagueños y luego Indara, de sólo siete años, interpretó una canción dedicada a Melchor, Gaspar y Baltasar en la que les pedía un trabajo para su padre. Arte puro y talento que fue muy aplaudido por los asistentes.

Pasadas las cinco y media, comenzó a formarse la comitiva a las puertas del Ayuntamiento, ya con algunas gotas cayendo insistentemente. Este año, el cortejo estuvo formado por 14 carrozas, las tres reales y 11 de acompañamiento. En el desfile no faltaron personajes de ficción muy populares entre los más pequeños de la casa: los Pitufos, Peter Pan y las princesas de Frozen, todos ellos con carroza propia, aunque los Minions fueron los más aclamados por los chiquillos. Pocos eran los que no pedían un saludo o un abrazo de sus ídolos infantiles.

La cabalgata la abría la Banda de Corneta y Tambores de Bomberos, cuyos miembros interpretaron muchos villancicos amenizando la tarde. Pastorales de distintas peñas hicieron lo propio. Más de 1.500 personas formaban parte de la comitiva, que tuvo en total hasta 20 pasacalles y grupos de música. El itinerario debió modificarse por las obras del metro.

Entre las carrozas, como siempre estuvo una de Sabor a Málaga y otra de la Federación de Peñas La Alcazaba, con el Rey y la Reina de la pasada Feria. Incluso, formaba parte del cortejo un belén en movimiento. El ballet Río de Redención interpretó, gracias a la destreza de sus 28 bailarinas, el fluir del agua flanqueada por juncos en movimiento. Los Reyes Magos, a su vez, llevaban ballets alusivos al oro, el incienso y la mirra.

Antes de que se iniciara el recorrido, la Banda Municipal de Música interpretó varios villancicos que hicieron las delicias de los más pequeños. Algunos niños y niñas se esforzaban por tirar los caramelos más lejos que nadie. En total, se repartieron 12.000 kilos de caramelos -cuatro millones de piezas-. Los pasacalles daban colorido y alegría a las distintas partes de la cabalgata. A eso de las siete menos veinte, la lluvia apretó con fuerza y se vieron muchos paraguas entre los padres. Algunos de ellos preguntaban por las redes sociales si había posibilidades de que se suspendiera el desfile, aunque finalmente no ocurrió nada, pero sí se imprimió más rapidez a su paso por las calles de Málaga.

Hay quien se quejó, también en las redes sociales, de que los niños no podían acercarse a las carrozas por las sillas de la Alameda. Onda Azul, por problemas técnicos, no pudo emitir el evento.

Este año, para evitar la desgracia del 5 de enero de 2013, cuando un niño pequeño resultó muerto al ser arrollado por una carroza, se extremaron las medidas de seguridad, siguiendo para ello las medidas del decálogo de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Como ya se hizo el año pasado, las bateas de las carrozas llevaban adosadas a su perímetro balizas de seguridad realizadas en poliestileno expandido de alta densidad con imprecación de caucho. Además, numerosos voluntarios las rodeaban con el fin de que no se repitiera ningún incidente. Pese a ello, algunos niños se acercaban demasiado a las carrozas en su afán por hacerse con los caramelos.

Una vez pasada la Alameda, la cabalgata siguió avanzando por Puerta del Mar, Atarazanas, plaza de Arriola, Pasillo de Santa Isabel, Carretería, Álamos y la plaza de la Merced, donde acabó cerca de las ocho.

Ya en la Merced, los Reyes Magos siguieron a pie por las calles Alcazabilla y Císter hacia la Catedral, donde se realizó una ofrenda en la escalinata del templo mayor de la capital y se celebró un concierto de la Escolanía del Orfeón Universitario de Málaga y el Coro de Voces Blancas Ad Libitum.

Muchos niños gritaban «Baltasar, tráenos lo que te hemos pedido», o coreaban el nombre de Melchor a su paso por las calles. A Gaspar también le decían que entregase justo lo solicitado en las cartas. Los pequeños seguían los bailes de fantasía de cerca e, incluso, imitaban a los bailarines y bailarinas y se movían al ritmo de la música. La banda de cornetas y tambores de la Estrella también interpretó melodías muy divertidas. Este año, los trajes de los Reyes Magos salieron, como en los últimos tiempos, del taller de la modista Sara Luque. Todo el mundo trató de acostarse pronto, pues hoy la ilusión llegará a las casas en forma de regalos.