­­Ya se ha hecho unos largos en la piscina y ha llegado al Ayuntamiento temprano y a pie por el Parque. Francisco de la Torre afronta un nuevo año con «buenos propósitos». El segundo al frente de un Ayuntamiento en minoría y que necesitó un pacto con Ciudadanos para poder ser investido. Ya despidió a los directores de distrito, una exigencia que no fue fácil de asumir. Ahora prepara un borrador de presupuestos que tendrán en cuenta también los acuerdos de investidura. Es lo que tiene no contar con la mayoría absoluta del pleno.

El 20D fue antes de ayer y ha configurado un escenario político inusual. Muy parecido, quizás, al de hace 38 años en España con la Transición. Entonces se exigió a los partidos un esfuerzo importante por el consenso. ¿Encuentra similitudes con aquella época?

Hay similitudes pero no es exactamente igual. En aquel momento todos estábamos perfectamente de acuerdo en que había que definir una nueva Constitución para hacer de España un país democrático. Y permita que le hable en estos términos porque yo viví aquella etapa desde la UCD como diputado por Málaga.

Por eso le pregunto precisamente.

Aquello fue un gran reto, porque además coincidía con una etapa de muchas dificultades económicas y una dureza de actuación del terrorismo brutal, por parte de ETA. Pero todo esto, de alguna medida, unía a todas las fuerzas. El objetivo era compartido. Y también hubo suficiente generosidad, y esto sí que puede ser un elemento de referencia que puede inspirar a los políticos de ahora, para poner los intereses de España por encima de las estrategias de partido. Era obvio que había que hacer una Constitución que fuera de todos y para todos. Ahora hay que tomar decisiones distintas, pero por el bien general. Lo importante en todo caso para mí, en esta reflexión histórica de lo que ha pasado en los últimos casi 40 años, es que se tenía que haber tratado de gobernar de una manera perfecta durante estos años. Sin fallos. Para fortalecer nuestra democracia. Y esto no quiere decir que se acierte plenamente, porque somos humanos, pero sí en cuanto a la cercanía, la transparencia, la honestidad... Un buen gobierno por parte de todas las fuerzas políticas. Entonces tendríamos una democracia consolidada y prestigiada a nivel internacional.

En el año 2011 el PP alcanzó un poder máximo, que ni el de Felipe González en 1982: Gobierno de España, gobierno en casi todas las comunidades, en casi todas las capitales y diputaciones provinciales. Cuatro años después ese poder se ha esfumado. ¿No será solo por la crisis económica?

La mayoría parlamentaria del PSOE en el 82 fue aún mayor. Efectivamente la crisis económica no es la única razón, pero sí la más importante. No hay democracia en Europa en las que los partidos gobernantes no hayan sufrido en sus resultados electorales los efectos de gobernar cuando hay una crisis tan fuerte. Salir de ella obliga a hacer estrategias económicas que suponen reducir gastos y tratar de incrementar ingresos. Un país no puede sostenerse en el déficit permanente. Porque al final, el costo de la financiación es enormemente alto y eso a su vez perjudica a la economía. Es un círculo vicioso que hay que romper. Y romperlo supone un esfuerzo que hay que saber explicar y llamar a la gente a entenderlo. Es necesario reflexionar.

Usted mismo hacía referencia al gobierno perfecto. ¿No cree que ha podido faltar cercanía, transparencia y honestidad?

Pero yo estoy haciendo un recorrido en esa materia desde los años 80 para acá. No es una perspectiva coyuntural, sino estructural. Y esto afecta a los dos principales partidos.

¿Cómo entendería el posible pacto de izquierdas que promulga el PSOE?

Lo que puedo decir es que habida cuenta de que lo bueno para España es que el camino de recuperación que lleva en los últimos dos años claramente, más asentado en 2015, debe seguir y puede seguir, incluso con más fuerza. Para eso es bueno que no haya cambios de tipo radical. Tiene que haber una línea de continuidad. Puede haber matizaciones y perfeccionamiento porque todo cabe hacerlo mejor. Pero sería malo, por resultado y eficacia. Y para mantener el clima de confianza.

Pongámonos en el caso de que haya que repetir elecciones generales. ¿Cree que Rajoy debería volver a ser el candidato del PP?

Rajoy puede ser perfectamente de nuevo candidato, no hay duda. Simboliza la solución de la crisis, las decisiones difíciles pero que han servido para lograr la senda de la recuperación. En cualquier caso es una decisión que tiene que tomar el PP.

Vengamos al plano municipal. ¿Qué es lo que más le cuesta de este gobierno en minoría?

Es lógico que al estar en minoría tienes que dialogar más todavía y llegar a los acuerdos necesarios con todos los grupos y en especial con el que firmamos el acuerdo de investidura, como es natural. Pero creo también que el hecho de que no haya mayoría absoluta obliga a las restantes fuerzas a tener un plus de reflexión y de responsabilidad. Porque al final todos somos corresponsables de lo que se vaya decidiendo. No cabe pensar en hacer planteamientos para que el equipo de gobierno los rechace. Esto es positivo y así lo veo. Ser más reflexivos y más prudentes.

De todas las condiciones que le impuso Ciudadanos para firmar el pacto de investidura, ¿qué es lo que más le ha costado asumir?

Sin duda la destitución de los directores de distrito.

¿Era inevitable?

Lo planteaban como una condición sine qua non. Siempre he esperado en estos seis meses que se diera un escenario político nacional, que pudiera crear un marco diferente de relación más directa y cercana. Pero no se han producido esos números. Es algo que me costaba aceptar y he tratado de que los directores de distrito mantuvieran sus puestos hasta el final, por la calidad humana y capacidad de trabajo que atesoraban. Era bueno que estuvieran hasta el último día. Y hacían un trabajo institucional, no de partido, de facilitar el contacto de los vecinos con su Ayuntamiento. Los nuevos, que espero que lo hagan igual de bien, se incorporarán en breve.

Ciudadanos, pese a todo, le ha tirado un par de veces de las orejas por no cumplir lo que firmó.

Hemos cumplido.

¿Respecto a la televisión municipal y su afán por mantener a su directora, por ejemplo?

Nada de eso está firmado. En el tema de Onda Azul no hay razón. La directora en julio se vuelve a nombrar con el voto a favor de Ciudadanos y la abstención de IU. En aquel momento se tenían todos los datos sobre la mesa, pero en noviembre, cuando se va a consensuar en el consejo de administración la parrilla de la programación, se pide un consejo para plantear el cambio de la gerente, pero no cumple lo que está dicho en los estatutos. Hay aspectos formales y de fondo que me chocan. Se dijo que sí y ahora sin argumentos que no. Pero es una cuestión que no estaba en el acuerdo de investidura.

¿Por qué ahora se opone a llevar el metro al Civil cuando lo firmó? Incluso acudió a una reunión para pedir su apoyo a los vecinos.

Hicimos un compromiso público por hacer un intento de convencer a los vecinos. E hicimos una reunión a la que acudió el delegado de la Junta, José Luis Ruiz Espejo, y fue igualmente testigo de la rotunda oposición vecinal. Aquí ha faltado mucha información, explicación del proyecto, los estudios de movilidad que no están hechos todavía, para poder tranquilizar a los residentes... Ya no es un tema de obras sino de después. Ese déficit tiene dos años de antigüedad, ya que fue en noviembre del 2013 cuando firmamos el acuerdo para desbloquear la financiación del BEI y poder abrir el metro. Esta fórmula no estaba prevista en los esquemas del metro. Y dentro de plazo, pero después del 20D para que no se interpretara en clave electoral, presentamos el recurso a la tramitación del proyecto, ya que había muchas incoherencias jurídicas que lo debilitaban. Así que el problema es doble: el rechazo vecinal, que yo estaba dispuesto a ayudar a cambiarlo, pero quien tenía que hacer sus tareas lo ha hecho tarde, mal y algunas cosas aún están sin hacer; y por otro lado, una tramitación defectuosa y desleal con el Ayuntamiento. Porque en noviembre de 2013 la Junta tenía sobre la mesa un estudio para justificar la viabilidad de esta y otras líneas del metro a base de irse cargando líneas de la EMT. Y todo esto nos lo ocultó y lo hemos sabido después. Sinceramente creo que en todo este camino tenía que haber habido por parte de la Junta una mayor lealtad, durante años ni nos informaban, hizo, deshizo, encareció el proyecto perjudicando a Andalucía y a Málaga. Se nos ha burlado absolutamente y en ese contexto es difícil que las cosas vayan bien.

Sabía de sobra que los vecinos no iban a cambiar de opinión. ¿Pretendía que la Junta fuera testigo del rechazo?

Yo no podía saber a priori cuál iba a ser la posición definitiva de los vecinos, aunque es cierto que en la última reunión comprobamos más fuerza en el rechazo. Pero los instrumentos para convencer eran muy escasos.

Es la Junta la que acusa al Ayuntamiento de juego sucio.

Que lo demuestre.

Cuando ustedes han presentado una demanda contra el Gobierno andaluz para que el metro no llegue al Civil.

Le he explicado por qué. Lo que estoy es ayudando a que corrija los tremendos defectos que tiene. Tratamos de fortalecer un proceso que cualquiera podría cargárselo en los tribunales. Es la Junta la que tenía datos que nos ocultó cuando firmamos el protocolo de intenciones de noviembre de 2013, bajo la presión social y mediática además de que nuestra firma era indispensable para desbloquear la financiación del BEI.

¿Por dónde pasa el futuro inmediato de este proyecto?

Por que la Junta haga los estudios de movilidad. Las obras hacia el Centro deben seguir, obras con las que hemos sido ampliamente generosos con todos los plazos incumplidos y haciéndolas compatibles con la vida de la ciudad, y comprobar si la llegada al Civil es realmente viable o estudiar alternativas, como llegar al PTA si no se pudiera desbloquear la oposición vecinal o imposible de resolver los problemas legales que hemos visto. Lo ideal es que los 41 millones de euros disponibles se inviertan lo mejor posible. Y tengo que decir que en los últimos tiempos he visto a la Junta poco interesada en crear el ambiente propicio, en despejar las dudas, en convencer, en acercarse a los problemas y en demostrar que pueden ser más las ventajas que los inconvenientes.

Presupuestos. Por primera vez van a tener que ser negociados y ya ha anunciado que con los actuales ingresos hay poco margen para incluir cosas nuevas.

Cuando tienes mayoría absoluta es muy difícil que la oposición te diga que sí a lo que planteas, por maravilloso que sea. Y nuestros presupuestos han sido muy buenos y nos han permitido pagar a proveedores y ser la ciudad más barata fiscalmente. Esta moderación fiscal que mantenemos y hemos acentuado supone unos 10 millones de euros menos de ingresos, que seguirán en manos de los malagueños. Por tanto, efectivamente, el margen que tenemos no va a ser mucho para hacer nuevas cosas. Vamos a tratar de hacer todo lo que hicimos en 2015, cumpliendo nuestro programa electoral y con criterios de otros grupos. Casi todas las modificaciones presupuestarias contaron con su apoyo. Y hemos aumentado las inversiones sociales. Todo esto tendrá su reflejo en el presupuesto del 2016. Y siempre habrá algún margen para negociar. Y los compromisos del acuerdo de investidura tendrán su visibilidad, así que será fácil el apoyo de Ciudadanos. Pero no descartamos el de otras fuerzas, aunque solo sea la abstención.

¿Después de seis meses mantiene que seguirá hasta el final de la legislatura?

Tengo un compromiso con los vecinos de Málaga. Y lo dije en la campaña electoral permanentemente. Y lo voy a cumplir, salvo causa de fuerza mayor.