­Como una especie de aire acondicionado natural con raíces y el correspondiente follaje. Son ese pulgar verde que sirve para contrarrestar los efectos negativos de la polución. Un pulmón para dar respiro y anular a los vehículos que transitan a diario por las principales arterías de la ciudad. El arbolado es desde tiempos inmemoriales uno de los mejores aliados de la ciudadanía y también uno de los mayores patrimonios de la ciudad.

En Málaga, las necesidades por garantizar el espacio habitacional están cubiertas y, al igual que en otras grandes urbes europeas, una vez que el crecimiento vertiginoso de las ciudades ligado, primero al calor del siglo XIX y luego al del pelotazo urbanístico ya forma parte de la historia, el desarrollo urbanístico busca ahora su amparo en una sostenibilidad que se apoya en el mantenimiento de las zonas verdes. En 2012, el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga confeccionó un plan director y otro de gestión del riesgo del arbolado para conocer la situación de los árboles situados, tanto en el viario como en las zonas verdes. El objetivo fue el de planificar su mantenimiento y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, al tener en cuenta en el estudio aspectos como la sombra, las enfermedades alérgicas o la ocupación del acerado.

En Málaga, el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) garantiza la protección y la conservación de todo el arbolado que se integra dentro de la ciudad. El Ayuntamiento distingue, sin embargo, entre los árboles que se encuentran en la vía pública y los que están ubicados en viviendas privadas. De los aproximadamente 40.000 ejemplares que contabiliza Málaga, el Área de Medio Ambiente tiene catalogado a 119 ejemplares que se describen como bienes arbóreos que son objeto de protección integral. La especie más común es el denominado Araucaria heterophylla. Comúnmente denominado pino de Norfolk por su origen australiano, su mayor atractivo consiste en la exacta simetría del ramaje, ya que desde el recto tronco emite sus ramas casi horizontales o levemente oblicuas. Los ejemplares más vistosos se encuentran en la avenida Carlos Haya y en la calle Pedro de Quejana. La segunda especie que cuenta con más proliferación es el Ficus retusa, conocido como Laurel de Indias. Destacan los situados en la avenida Pintor Joaquín Sorolla y el que se encuentra en el Palacio Miramar.

Analizando con detalle el plan de arbolado viario, los datos recogidos en lo que se podría denominar como el censo verde de la ciudad, cuenta con una importante diversidad botánica en su arbolado urbano. En total, Málaga cuenta con más de 200 especies de árboles diferentes. Además de los conocidos como el naranjo (Citrus aurantium, 4.934 ejemplares), la jacaranda (1.562), el ficus (2.770), o el brachychiton (2.351), hay otras menos comunes, como el tulípero del Gabón, el calamondin o el metrosidero. Recientemente, se han introducido nuevas especies como la crataegus laevigata (espino navarro) en la calle Brahms o el sorbus doméstica en La Térmica.

Árboles singulares en Málaga

Dentro del mencionado censo, también hay un apartado específico que hace referencia a los árboles singulares de la ciudad. Se trata de 10 ejemplares que destacan por características que los hacen estar por encima de los demás. Destaca, por ejemplo, una eucaria en los Jardines de Alfonso Canales que recibe la denominación de «barrilete». Otra genuidad, es el denominado árbol del amor ubicado en Pedregalejos. Su belleza radica en las hojas que tienen forma de corazón. De ahí su nomenclatura especial.