Cuando Susana Díaz, entonces candidata a la presidencia de la Junta, aseguró en marzo que la solución a las escuelas de hostelería llegaría «en breve» nadie podía esperar que diez meses después esa «solución» pasaría por el cierre temporal de las instalaciones y la interrupción del curso. Algo se podía sospechar, sin embargo, cuando en diciembre, en el marco de una nueva campaña electoral, repitió exactamente el mismo discurso, negándose además a recibir a alumnos y profesores. La heroica historia de supervivencia de La Cónsula ha tenido un triste final, de momento. Y Málaga clama ante la incompetencia administrativa del Gobierno andaluz.

Los impagos y las deudas han terminado por asfixiar a la escuela. Y mientras, la Junta sigue mirando para otro lado. Comprometiéndose a plazos que nunca ha cumplido. Ni siquiera ha sido capaz de hacer el informe de la Intervención casi un mes después de habérsele encargado en el consejo general. Un documento imprescindible para iniciar un proceso que, a estas alturas, parece que nunca va a llegar: la integración de La Cónsula y La Fonda en el SAE.

La cronología no ha podido ser más cruel. Mientras, las facturas se acumulaban. También los salarios pendientes a los profesores, y las máquinas estropeadas en las cocinas, que impedían el desarrollo normal de las clases. Pese a todo, el verdugo ordenó empezar el curso e iniciar la matriculación de los alumnos, que pese a tener la espada de Damocles sobre sus cabezas siguieron apostando y presentado sus solicitudes para estudiar en estos centros de referencia gastronómica. Confiaban, pese a todo, en lograr una formación que les permitiera tener un futuro laboral. Ahora reina la frustración. Pero las matrículas están pagadas. Ya planean nuevas movilizaciones, aunque dudan de su éxito.

Ni dos semanas de encierro ni las constantes manifestaciones han servido para acelerar la maquinaria burocrática de la insensible administración autonómica, empecinada en dar un barniz de legalidad a todo el procedimiento y sin encontrar siquiera una triste «herramienta financiera» para pagar su parte. Como si hubiera perdido la tarjeta de coordenadas del banco.

«Quietos no nos vamos a quedar pero tenemos que saber jugar bien nuestras cartas», señalaba ayer Sara Moreno, una de las portavoces de los alumnos. «Cuando terminamos el encierro antes de Navidad ya teníamos el miedo de que volviera a pasar, pero en el fondo no perdíamos la esperanza de que pudieran ser ciertas las promesas. Pero las cosas están muy mal», lamentaba. Pese a todo, los alumnos consideran que «no han perdido el tiempo» con sus protestas. «Cada vez que nos hemos movido la gente nos apoya más, los grandes de la gastronomía, antiguos alumnos... Y el nombre de La Cónsula ha estado siempre en primera página. Hay que seguir», animaba esta alumna.

Los profesores volvieron ayer a reunirse con el presidente de los consorcios y delegado de la Junta en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y el equipo de liquidadores. «No hay novedad. Tampoco alternativa. El retraso puede llevarnos, en el mejor de los casos, a final de febrero o principios de marzo», reconocía María Luisa Vargas, representante de Personal.

Ayer, las reacciones a la interrupción del curso se sucedieron. Las redes sociales fueron las primeras en echar humo. El nuevo cierre provocó una riada de tuits de personalidades del mundo de la gastronomía y la cultura malagueña. Tal y como ocurrió a principios de diciembre pasado, el chef Dani García, poseedor de dos estrellas Michelin, fue uno de los primeros en denunciar: «Recibo muchos mensajes de La Cónsula. No sé qué decir. No entiendo nada. Que me lo expliquen». Un tuit que respondió otro de los referentes de la cocina española, José Andrés, que dirigía su dardo directamente a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. «Como @susanadiaz puede aspirar a liderar el país, cuando no puede salvar esa escuela tan importante para el turismo andaluz?», se preguntaba el reputado cocinero desde Washington. Un mensaje de denuncia al que se unieron también los actores Antonio Banderas y Remedios Cervantes, entre otros.

Todos los partidos políticos, salvo el PSOE, condenaron la actuación de la Junta de Andalucía en este tema. Especialmente beligerante se mostró ayer el alcalde de Alhaurín de la Torre, el popular Joaquín Villanova, quien mostró su «gran preocupación» por el cierre temporal sine die de La Cónsula y calificó a Susana Díaz de «incompetente». El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, señaló por su parte que el cierre de la escuela es «una noticia muy triste y negativa» que afecta a la imagen del centro, que se ha «consolidado con mucho esfuerzo durante años».

Ciudadanos anunció, por un lado, que llevará una iniciativa al Parlamento para «salvar» La Cónsula, y por otro que propondrá en el Ayuntamiento de Málaga que la Diputación asuma la escuela de hostelería.

También se expresaron con dureza los hoteleros y los sindicatos, señalando que el cierre es «un duro golpe en la línea de flotación de la formación, tan necesaria en la Costa del Sol», señaló José Carlos Escribano, de Aehcos.

Mientras tanto, el director general de Formación para el Empleo de la Junta, Manuel Jesús García, informó de que este cierre es temporal, «hasta que podamos garantizar la normalidad». Reconoció que mantener la actividad formativa ha supuesto un problema para hacer la liquidación. Y la consejera de Educación, Adelaida de la Calle, reiteró que «la voluntad de la Junta no es otra que finalizar el procedimiento para hacer la transferencia directamente al SAE».