­El exalcalde de Marbella Julián Muñoz y otros seis exediles del GIL se declararon ayer culpables en el juicio que se sigue en la Ciudad de la Justicia por el caso Goldfinger, en el que se investiga el pelotazo urbanístico dado con la parcela -entre otros suelos-?en la que el matrimonio Connery tenía su chalé de lujo, conocido como Malibú.

Los siete expolíticos gilistas se acogieron así al acuerdo firmado con la Fiscalía de Málaga en 2008 para delitos urbanísticos. Así, Muñoz, Rafael González y Marisa Alcalá aceptan un año de cárcel, Francisco Javier Lendínez 15 meses, y José Luis Fernández Garrosa, Alberto García Muñoz y Tomás Reñones se conformaron con nueve meses, penas que todos ellos ya han cumplido. Al exregidor se le acusa en este caso de un delito de fraude, y su abogado, Javier Saavedra, advirtió de que en su informe final solicitará una rebaja de la pena (en total se le piden cuatro años).

Muñoz acudió ayer al juzgado vestido con un pantalón de chándal y camisa negros, sin afeitar, muy delgado y con dificultad para hablar. Para acudir hasta el micrófono en el que se declaró culpable, se apoyó en una muleta y tuvo que ser ayudado por otro de los acusados, el exasesor Juan Antonio Roca, para levantarse. Éste, incluso, le preguntó en varias ocasiones cómo se encontraba.

El exregidor declaró: «No solamente me conformo, me arrepiento de los hechos cometidos en lo que me afecta. En cuanto al perdón, sigo manteniéndome en lo que dije». Así, le recordó al tribunal, presidido por Pedro Molero, que recientemente se le ha puesto un sten en la arteria coronaria, por lo que solicitó no tener que comparecer todos los días en el juicio. No obstante, la fiscal Anticorrupción, María del Mar López-Herrero -que también dirigió la acusación pública en el caso Pantoja- pidió poder interrogarlo. Luego, podrá ausentarse sin problema alguno.

El exalcalde le preguntó al tribunal si se le había entregado la nueva documentación médica, a lo que se le respondió que sí. Desde hace meses, sus letrados tratan de sacarlo de la cárcel alegando su precarísimo estado de salud, algo que la Audiencia Provincial no se ha creído y, pese a que se le concedió el tercer grado por razones humanitarias por el juez, la Sección Tercera decidió revocárselo. Habrá que esperar a ver cómo evoluciona en las próximas semanas.

De cualquier forma, la causa sigue contra otros nueve acusados, Roca entre ellos, para quien se piden, por cierto, ocho años de cárcel. Ayer, por ejemplo, las defensas aprovecharon para solicitar una catarata de nulidades y la prescripción de algunos delitos. El representante de la Abogacía del Estado, por otro lado, pidió la suspensión del juicio, tras haberse presentado el 5 de enero un informe pericial.

Pese a todo, hubo una gran expectación mediática, aunque cabe recordar que Connery no se sentará en el banquillo de los acusados -no fue ni imputado- y que para su mujer, Micheline, se piden dos años y medio por fraude al fisco. El matrimonio, que reside las Islas Bahamas, no se ha dado por enterado del problema judicial.

En este caso se analiza un pelotazo urbanístico dado a principios de la pasada décadas con varias parcelas, entre ellas una de los Connery, con importantes aumentos de edificabilidad y recalificaciones. Finalmente, se levantó una promoción de 72 viviendas con un perjuicio de 2,7 millones para el municipio.